5

567 82 33
                                    

—Tienes que dármela.

Ignoré su presencia sumergido en la lectura de mi libro, pero su carraspeo me sacó de mi concentración.

—Estoy hablando en serio, Potter.

—¿Por qué tanta insistencia en una pulsera? —preguntó con curiosidad, frunciendo el ceño.

—Porque es mi pulsera, y es un regalo de Pansy —respondió con un tono que pretendía ser serio.

—Entonces no deberías prestar tus cosas —lo miré con un aire burlón—. Te he dicho que me gusta la pulsera.

—Y yo te he dicho que es mía. No puedes adueñarte de ella.

Sin más, me di la vuelta y comencé a caminar por los corredores del castillo, escuchando las pisadas de Zabini resonar detrás de mí.

—Joder. Eres un necio, ¿lo sabías?

—Zabini, deberías relajarte un poco —dije, cerrando mi libro y dirigiéndole una mirada—. Has estado semanas tratando de quitarme la pulsera. ¿Qué te preocupa realmente?

—¿Qué me preocupa? ¡Pansy! —exclamó, claramente frustrado.

—Quisiera creerte, pero estoy seguro de que no le tienes miedo a la chica Malfoy.

—¿Y tú cómo lo sabes?

—Porque no te dan miedo muchas cosas. Estoy seguro de que ella no está en la lista de tus temores. Así que relájate —sonreí con suficiencia—. La pulsera se queda conmigo.

—Eres una maldita rata, ¿lo sabías? ¡No puedes quedarte con algo que es mío!

—Si te portas bien, quizás te la devuelva —dije, encogiéndome de hombros.

—Eres un idiota.

—Como digas, Zabini —respondí, colocando una mano en su hombro—. Iré a leer un poco. No te estreses tanto, tu pulsera está a salvo contigo.

—Me caes mal —entreabrió los ojos, aunque había un destello de diversión en su mirada—, pero antes de que te vayas, quiero advertirte sobre el cumpleaños de Jack.

—¿Habrá fiesta?

—Fiesta y sorpresa. Pero antes debo hacer algo. No asistiré a clases los próximos días.

—¿Debería preocuparme?

—No realmente, debo encargarme de unas cosas antes del catorce.

—Bien —asentí—. ¿Quieres que los demás lo sepan?

—Solo diles que me estoy encargando de algo.

—Como ordenes, Zabini —hice un saludo militar, riéndome.

Él soltó un suspiro frustrado mientras yo aprovechaba la oportunidad para alejarme, enfocándome nuevamente en mi lectura.

Al entrar en la sala común de Gryffindor, busqué un sofá vacío y me senté, disfrutando del silencio. Pasé un buen rato ahí hasta que sentí que alguien se sentaba a mi lado. Miré hacia arriba y vi a Nick Wood, quien sonreía con cierta timidez.

—Hola.

—Wood.

—¿Estás ocupado?

—Algo así. ¿Pasó algo?

—Quería... bueno... —suspiró, ajustándose el cuello de la camisa como si necesitara aire—. Necesito tu ayuda.

—¿Mi ayuda?

—Es sobre Albus.

—¿Qué pasó con Albus?

Noté que sus mejillas se sonrojaban, y volvió a suspirar—. Quiero pedirle que sea mi novio.

Obliviate. |James Sirius Potter.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora