Capítulo 2

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──Buenos días, alumnos, me presento. Mi nombre es Christopher y voy a ser su profesor de física I.── dijo el hombre frente a toda la clase.

Yo no podía creer que el hombre que crucé en los pasillos iba a ser el mismo que me enseñaría todo el año. ¡Qué tonta! yo creí que era una simple persona más de la universidad. 

Mis ojos no se despegan de su figura, y sentí cómo un calor repentino subió por todo mi cuerpo al momento en el que nuestras miradas se cruzaron por una milésima de segundo. ¿Qué pensará de mí? seguro que para él soy una tonta niñita inmadura que no puede ni llevar sus libros en la mano.

Christopher empezó a explicar el primer tema: cinemática. La física fue algo que siempre me interesó y por eso me la pasé todo un verano leyendo libros sobre partículas y leyes de Newton, pero nunca había tenido esta materia antes.

──¿Alguien me podría decir qué significa MRU?── preguntó el profesor repentinamente, volviéndome a la realidad.

Me sorprendí a mí misma al darme cuenta que yo sabía a qué se refería, y dije en voz alta: ──Movimiento rectilíneo uniforme.──

Mientras yo daba mi respuesta, veía cómo el profesor se quitaba su elegante saco y arremangaba su camisa; por mucho que intentase, mis ojos no se despegaban de su cuerpo. Las venas de sus brazos resaltaban y la punta de su lengua recorrió todo su labio inferior antes de hablar:

──Es correcto, señorita.

──T/n t/a (tu nombre, tu apellido).── respondí para presentarme, con algo de nerviosismo.

Sin embargo, a él no pareció importarle y giró hacia la pizarra sin siquiera contestarme. Después de todo, ¿por qué alguien como él me prestaría atención?

Cuando sonó el timbre que indicaba el fin de la clase, el profesor nos despide y antes de irse dijo:

──Mañana tendrán la clase de práctica con Freidson para terminar de comprender nuestra clase de teoría.──

Luego de recoger todas mis cosas, salí del aula y me encontré con mis compañeros sentados charlando para sumarme a ellos.

──Esta materia es aburridísima, me dormía frente a ese dolape.── escuché decir a una rubia.

──Pues, yo creo que fue interesante. El profesor explica muy bien.── comenté yo, sin poder evitarlo.

Unos de mis compañeros me dio un golpecito con su codo y mientras se reía, me molestaba con que yo era la novia del profesor Christopher.

Mis mejillas se ruborizaron al instante de sólo imaginarlo. Debo admitir que pensar en eso me excitaba un poco y, además, sería interesante estar con alguien como él, para compartir juntos la misma pasión por la física.

Volví a mi departamento luego de un largo primer día de clases. Me hice algo rápido de comer y luego me acosté, sin poder dejar de recordar una y otra vez cómo mis cosas cayeron frente a la imponente figura de mi profesor. Decidí buscarlo en Google y me sorprendí al encontrar muchos resultados; había escrito libros y hecho investigaciones en el ámbito de la física. Me entretuve leyendo las primeras de uno de sus libros hasta que mi cansancio me venció.

La física entre nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora