- SungHoon se encontraba muy impaciente esa mañana. Esperaba a que el doctor saliera y dijera algo sobre su alfa.
BeomGyu, el chico que conoció la otra vez y que le protegió, le estuvo ayudando para que así se encontrara con su alfa. No sólo eso, también se encargo de este y suministrarle atención para así de cierta manera poder ayudar al Omega.
BeomGyu salió del cuarto de hospital y se acercó hacia la sala de espera, donde encontró al Omega con su cabeza baja. Se acercó hacia el y se sentó en una silla a lado.
– SungHoon... –
Habló despacio y eso hizo que SungHoon dejara de pensar y le prestará atención instantánea.
–¿Hay algo sobre él? –Habló desesperadamente el Omega.
BeomGyu rápidamente rebusco entre el portafolio los resultados de las pruebas, ya cuando las tuvo en sus manos ojeo aquellas encontrando una en especial. –Se que esto es raro, pero, me contaste que HeeSeung no es tu predestinado ¿Verdad?.
SungHoon asintió rápidamente.
–Lo que pasa es que... Esto se ha convertido en algo grave, por que no sólo son predestinados –Él alfa dijo aquello en un susurro– Son más que eso, es una conexión que llevaban antes de nacer... Se que son leyendas del pasado y que los doctores lo trataban de esconder, pero, el lobo de HeeSeung te está rechazando rotundamente por qué se dio cuenta que tu Omega no es el de él... ¿Has visto algun cambio en tu marca? –Preguntó.
SungHoon escucho todo aquello y sus ojos se aguadearon, pequeñas lágrimas empezaban a salir de ellos. Aquello era tan abrumador, tocó su cuello lentamente sobre su suéter, y algo líquido estaba saliendo de esta. Su corazón palpito fuertemente y cuando su mano estuvo de nuevo en su vista, miró sangre sobre ella.
Él alfa noto aquello. Los ojos de SungHoon parecían no querer apartarse de la que ahora no era una marca, sino una herida. Era incapaz de moverse.
– SungHoon, mira, mírame por favor –Habló el alfa, ahora tomándole de los hombros –Se que esto resulta casi imposible de arreglar... Pero, conozco una historia similar y creo que podremos arreglarlo... Confía en mi...
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Después de que Choi le ayudo a limpiar aquella herida y puesto una gaza en ella, se dirigió hacia la habitación del alfa.
Había conseguido un permiso gracia a BeomGyu y eso se lo agradecía totalmente. Abrió la puerta de esta y el cuarto frío le hizo sentir totalmente triste. Camino a pasos lentos hacia la camilla, ahí estaba su alfa recostado, con sus ojos cerrados y sus manos llenas de cables que parecían ser intravenosas. Se sentó en un pequeño banco a lado de la camilla.
Sus manos temblaron levemente y su cuerpo empezó a temblar de igual manera. Subio su mano lentamente llevándola hacia la de HeeSeung. Tomó la gran mano de su alfa junto a la suya y la acoplo para darle calor.
Sonrió tristemente en sus adentros, aún podría sentir la pequeña y casi inexistente conexión entre ellos dos.
– HeeSeung... Amor, alfa –Su voz sonaba quebrada, aunque no quería demostrar aquello, sabía que HeeSeung lo escuchaba y que él lobo de este también–Se que yo no soy tú Omega, ni siquiera el Omega más perfecto del mundo, y se el daño que te hice, y-yo jamás debí entrar a tú vida... –Mordió sus labios para así no sollozar –Se que, yo no soy tu destinado, no soy JungWon, tú Omega. –
En aquel momento, por solo un segundo, noto como la mano de HeeSeung apretaba la suya, aquello hizo que su corazón palpitara rápidamente buscando indices de movimiento en el cuerpo del alto –Pero, tenemos un bebé, Riki ¿Recuerdas? –Sus ojos empezaron a lagrimear y no pudo evitar sus lágrimas –El nacerá en dos meses más, ¿No estas feliz?, estoy seguro que se parecerá a ti, o tal vez a mi. Aun así será un bonito niño... – SungHoon se levantó de su lugar acercándose aún más a la camilla. La mano del Omega tomó fuertemente la de alfa y la acercó lentamente hacia su vientre, en ese instante su bebé daba pequeñas patadas –¿Lo sientes? Esta aquí... Quiere oírte.
