Existió hace tiempo, una gata solitaria, de ojos amarillos y pelaje café. Un extraño y único pelaje café.
Era conocida por todos por su amabilidad y corazón. Ayudaba a las personas que se encontraban en peligro y protegía a sus conocidos de los demás animales y humanos.Aunque también era bien conocida por pararse a la orilla de la carretera, al borde del acantilado, de las azoteas más altas y a la orilla del mar, con la mirada perdida durante horas.
Nadie sabía lo que pensaba, nadie podría imaginar nunca a qué miraban esos ojos brillantes, su rostro siempre se encontraba serio, incluso ante los vientos y lluvias más terribles.
Nadie sabía que todas esas veces pensaba en el motivo por el cual no correr a los autos, saltar por el acantilado o las azoteas más altas, o de adentrarse en el mar. No había nada que la mantuviera ahí. Pero aún con eso, parpadeaba un par de veces, daba media vuelta, y se dirigía de nuevo a su hogar.Un tiempo después, llegó al pueblo un gato rojizo. De ojos oscuros pero con mirada agradable. Era un gato de ciudad, que buscaba viajar por el mundo en busca de aventuras y algo que lo hiciera sentir vivo. Iba solo, pues nadie había llegado a comprender o compartir esa ambición hacia lo desconocido y poco próspero. Pero ¿Un sueño no es eso? ¿Algo difícil que solamente pocos alcanzan?
La pequeña gata marrón se encontraba maravillada ante el nuevo gato. No se había emocionado tanto por algo hacia tiempo. Era una mirada nueva, un corazón animado y una sonrisa cálida entre los bigotes. Desde ese día el gato rojizo cantaba todas las tardes en el kiosco del parque, donde se reunían los demás gatos a escucharlo; incluso la gata marrón, quien estaba siempre en primera fila, y desaparecía antes de que éste terminara su acto.
Un día, mientras la gata miraba la nada desde la azotea más alta, sucedió algo que nadie había podido lograr cuando se encontraba en su trance. Llamaron su atención. El gato rojizo se sentó a su lado, y sin decir una palabra se quedó mirando la nada. La gata marrón se percató hasta entonces de las profundas cicatrices que atravesaban el espeso pelaje. Poco después comenzó a cantar. Primero como un ronroneo al viento. Después como una dulce melodía. Ninguno dijo una palabra, pero el acto había llegado al corazón de la gata, quien no pudo recordar lo que estaba haciendo antes de que él llegara; pero cualquier cosa le parecía una tontería ahora menos disfrutar el momento.
Días después el gato rojizo desapareció. Tal como había llegado, se había ido. Sin decir una palabra y sin dar santo y seña de a dónde iba. En realidad parecía que jamás había estado ahí.
La gata marrón se preguntó un par de veces, mirando a los autos, mirando desde los barrancos y las azoteas más altas, y mirando hacia el mar; si este gato había sido solamente un sueño. Pues había avivado en ella un sentido hacia la vida, cada vez que se encontraba con la mirada perdida, recordaba aquella vez que el gato cantó para ella. Así es como volvía en sí y continuaba ayudando a los demás.
Un par de veces se sorprendió buscando entre los callejones y los arbustos cerca de la carretera, por si veía alguna señal de aquel gato aventurero y sonriente. Aquel que cantaba a todo pulmón en el kiosco y que la acompañaba mientras miraba a la nada y buscaba una razón para todo.
Su corazón dió un nuevo salto cuando tuvo el atisbo del reflejo del sol frente a sus ojos. Aquel gato volvió como si en ningún momento se hubiera ido, cómo si jamás hubiera desaparecido su voz. Volvió con la misma intensidad, con ánimos y el brillo en sus oscuros ojos.
La gata marrón comprendió entonces que él era como ella. Un gato perdido, con un corazón amable y ningún motivo para continuar. Pero con la diferencia de que esa era su fuerza. Seguir su sueño se había convertido en su único motivo para continuar, y era eso lo que lo mantenía con ánimo, porque no significaba algo triste, sino que ahora no tenía nada que perder y por el contrario tenía mucho por conseguir.
Y aprendió mucho de él. Lo admiró en cada momento que le permitió. Ya no miraba en la orilla de la carretera, ni en el borde del barranco y la azotea más alta, tampoco frente al mar. Pues ahora tenía mucho más en mente que mirar.
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Una vez me contaron...
Short StoryEn este lugar escribiré cuentos cortos o one-shot que a veces tengo y no se dónde ponerlos. <3 Son principalmente de fantasía. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia (o eres conocido mio xd). En alguna historias se da un contex...