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—Aborto

Este último año se siente como un mal sueño del que no puedo despertar. Entro en una habitación y olvido lo que quería.
Tuve un aborto hace ocho meses y sigo pensando en el bebé que pudo haber sido.
Haré ejercicios todos los días pero siempre odiaré mi cuerpo, mi vientre nunca estará lo suficientemente tonificado, un vientre que perdió una vida.
El vientre que crecerá para finalmente dar a luz a otros dos, a pesar de todas mis preocupaciones.
Siempre tendré ganas de irme de este lugar, pero nunca tendré el corazón para hacerlo. Me casaré con un buen hombre, un hombre honesto al que nunca le contaré sobre el aborto.
Moriré a los 87, sintiéndome realizada de haber podido ver crecer a mis hijos, haber sido capaz de amar y ser amada a cambio. Sin olvidarme nunca de la vida que no concebí.

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