—Doy gracias a Dios.
Doy gracias a Dios todos los días por permitirme abrir los ojos, por permitirme poner los pies en el suelo y usar mis manos para empujarme fuera de la cama.
Para mi esposa que me sostiene en la noche, para mi hijo que me sonríe por las mañanas, por el café que aviva mis sentidos y el pan que me llena el estómago, por esos días difíciles que me recuerdan los bueno que puede ser.
A los 89 cerraré los ojos y agradeceré a Dios por última vez, por el bendito descanso. Así Dios me tendrá en su gloria.
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Miradas
Short StoryLos ojos son la puerta del alma, o eso dicen algunos y, si tienen razón, diría que las miradas son el pasillo que nos llevan hacia la esencia de las personas. Quiero abrirles mi puerta, quiero que vean mi alma desnuda, quiero que mi esencia los lle...