𝓚𝓲𝓻𝓲𝓼𝓱𝓲𝓶𝓪 𝓔𝓲𝓳𝓲𝓻𝓸𝓾.

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Un muchacho amable y tímido de último año, que pasa desapercibido la mayoría de veces y no genera o se mete en conflictos.

A simple vista parece un muchacho friki de complexión delgada aunque cubierto por el uniforme más grande que su talla.

Los ojitos carmesí estaban rodeados de ojeras y pestañas negras largas.

Esos ojitos solo se fijaban en Bakugo Katsuki, un salón al lado del suyo.

Un chico rubio que había despertado el genuino enamoramiento en Eijirou, a su vista era el ser más varonil que pudo haber encontrado en toda su vida.

Un buscapleitos bastante reconocido en la escuela, el sempai de muchos alumnas y alumnos.
El solo era uno más, aunque eso no duró más que un par de meses.

Apenas iniciaba el 3r año, y último para ir a una preparatoria, y Kirishima sabía perfectamente a cual quería ir.
Estar obsesionado con el rubio daba frutos en su esfuerzo de recolección y acosamiento.

Sabía dónde Bakugo ingresaria a prepa, y el estaba dispuesto a todo por entrar también.

Tenía un promedio regular, apenas bastaba para poder ingresar, pero se mató día y noche para mejorarlo con tal de estar cerca y más cerca de su ser amado.

Un crush "normal" que empezó hace 3 años? Ninguna persona podría corromperse, y menos alguien como Ei-chan, la viva representación de la pureza.

....

- ¡Habla, maldita perra! - tomó el cabello de la mujer para azotarla en el duro suelo.

- ¡Yo solo quería hablarle, lo lamento mucho! - gritaba esta, mientras intentaba detener los golpes en su rostro contra el duro material del piso.

Sus brazos estaban casi rotos, con Miles de cortaduras y moretones.
Sus piernas no respondían, lo único que podía hacer era gritar del dolor cada vez que al enmascarado se le apeteciera hacerla sufrir.

- ¡No te debes acercar a el, maldita! ¡Es mío! ¡¿Me oíste?! ¡Mío! - pateó con toda su fuerza su espalda baja, la chica solo lloró y lloró.

- ¡Si, lo entiendo! ¡Por favor déjame ir! ¡Te lo ruego! ¡No me acercaré más a él! - se movía con la esperanza de que su captor tuviera algo de misericordia. El agarre de su cabeza se aflojó, y una caricia le recorrió la espalda, parecía casi un consuelo para su sufrimiento.

- Hey, perdón...-habló apenado.- Es que me molesta mucho que alguien se le acerque tanto y de esa manera, es todo. - quitó la máscara de plástico que cubría su rostro, revelando al autor de aquel cruel acto, con su cabello en la cara y una mirada tan dulce que la convenció de su arrepentimiento. - No tolero que zorras como tú se acerquen a Bakugo-sempai. - su tonó de voz, aunque tranquilo sonaba aterrador con aquella voz grave que implementó, bajando a su altura y tomando su rostro entre una mano, sosteniendo con la otra su cúter rojo.

La castaña no pudo hacer más que rezar .

- ¿Te llamas Ume, no? Lindo nombre, deberías tenerlo siempre a la vista, ¿Verdad? - el filo de aquella arma rozo su mejilla, haciendo presión. El tonos dulce de su voz no cambiaba, sonaba con un niño inocente.

El primer corte, delgado y profundo hasta atravesar su mejilla.

"U"
"M"
"E"

Se podía leer en sus mejillas y nariz, con litros de sangre cayendo al suelo cada vez más rápido.

- ¿Está claro de quién es Bakugo-sempai? - preguntó inocente.

-¡Si! ¡Lo juro, no volveré ni siquiera a verlo! - una chispa de fé se instalo en su corazón.

"𝒊 𝒂𝒅𝒐𝒓𝒆 𝒚𝒐𝒖..."; Kiribaku ʸᵃⁿᵈᵉʳᵉ ᵃᵘ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora