|Capítulo Cuatro: Siempre infiel nunca fiel|

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|Capítulo Cuatro: Siempre infiel nunca fiel|

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|Capítulo Cuatro: Siempre infiel nunca fiel|

—Así que saliste con un chico. —preguntó Enzo, así de la nada.

Esa pregunta me tomó por sorpresa. ¿Cómo él sabía que había salido recientemente con un chico?

Andaba colocando unos libros en los estantes y Enzo llegó a mi lado, vistiendo el uniforme del trabajo.

—¿No se supone que andes trabajando en tu área?—le pregunté. Coloqué el último libro en el estante y lo miré. Él andaba recostado en contra del estante de libros, con las manos cruzadas, su mirada mostraba un poco de furia.

—Ando en mi hora de descanso. —simplemente contestó. —¿Quién era? ¿Lo conozco?

Rodé los ojos. —¿Quién eres? ¿Mi padre?

Él se rió cínicamente. —Tú ex. —lo dijo con tono de orgullo. —Solo te pregunto porque me preocupas, Blaire.

Eso me supo a mierda.

—¿Cómo te preocupaste por mi cuando me fuiste infiel? —arqueé una ceja y me crucé de brazos.

Él solo rodó los ojos. —Nunca te fui infiel. Nunca lo sería. Y muchos menos contigo.

—Mis ojos no mintieron, Enzo. Yo te vi con aquella chica en el bar. —le contesté con mala gana. —Se besaron.

—Si, eso dices. —lo dijo sarcásticamente. —Nunca nos besamos, Blaire, y te lo he explicado un millón de veces.

—No quiero excusas. —contesté.

Tomé un paso para irme de allí, pero Enzo me agarró por el brazo. Me giré para verlo. Sus ojos grisáceos mostraban preocupación. Sentí un escalofrío pasar.

Tragué saliva mientras lo miraba, su toque me hizo recordar viejos tiempos...tiempos en que él me agarraba el brazo para después besarnos después que discutíamos.

—Blaire, sabes que siempre estaré aquí, aunque creas que no. —sonó honesto. —Solo quiero saber qué pasó, que estes bien y si estás saliendo con un chico, espero que te trate bien.

Me rendí así de sencillo. Mi debilidad era que un hombre sea honesto, que literalmente esté suplicando sus ganas porque quiere arreglar los problemas y estar conmigo.

Enzo no fue así cuando andábamos juntos. La noche en la cual él me fue infiel, lo encontré besándose con una chica en un bar. Los vi de lejos, ya que había una multitud bailando al ritmo de la música. Vi a ellos dos besarse y los confronté.

Enzo trató de explicar lo que sucedió, pero yo los vi. Mis ojos no mentían. La chica rubia se había escondido entre la multitud mientras yo discutía con Enzo. Al final, él se rindió y admitió que me fue infiel. Escuché «te fui infiel, lo admito», y me fui del bar. Luego de esa noche que me dejó marcada, no volví a saber nada de él hasta semanas después que él solicitó a trabajar aquí en The Bookstore como barista. Hemos tenidos nuestros encuentros en el trabajo, en donde le digo que llega tarde, como el día de ayer.

Imposible OdiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora