|Capítulo Cinco: Estúpido exnovio.|

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|Capítulo Cinco: Estúpido exnovio|

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|Capítulo Cinco: Estúpido exnovio|

Enzo no debería de existir en esta faz de la tierra.

Sus palabras me chocaron muy fuerte. Suspiré y decidí relajarme un poco. Típica actitud de Enzo. Es muy típico que él salga con comentarios así para molestarme y él reírse de cualquier babosada.

—No te pongas así. —se ríe. —Solo quería molestarte un poco. No te lo tomes a pecho.

Suspiré. Mientras estábamos juntos, siempre se salía con las suyas con comentarios fuera de lugar. Hubo un tiempo que me harté de sus cosas, porque siempre era lo mismo y aveces me hacía sentir mal y él no se percataba de ello.

Solo solté otro suspiro y le sonreí falsamente. Yo no quería que él viera mi cara de incomodidad o de aborrecida. Ya no estábamos juntos para seguir así con el juego del gato y el ratón.

—Le diré a Luis que andas llegando tarde al trabajo. —lo amenacé y le guiñé un ojo.

Él rodó los ojos. —¿Qué puede hacer él? ¿Despedirme?—se encogió de hombros. —Sabes que él no te hará caso.

Es cierto.

Luis, nuestro jefe, le tomó cariño a Enzo desde el día uno. Bueno, el jefe siempre ha sido así con todos sus empleados. Siempre nos da unos avisos o nos regaña, pero nunca nos ha amenazado en despedirnos o despedirnos en realidad. Él nos ha tomado cariño a cada uno de nosotros.

Enzo tomó un paso hacia atrás y se quitó el delantal. Miré el reloj que estaba colgado en la pared de la librería y este decía que ya era las 9:00 pm, era hora de cerrar. El tiempo se había ido rápido y no nos habíamos percatado.

Me apoyé en el mostrador y Enzo copió lo mismo que yo hice. Estábamos cerca. Podía sentir su respiración.

—¿Por qué me molestas mucho?—le pregunté. Sentía que era el momento apropiado para hacerle esa pregunta.

—Porque si.

—Eso no es una respuesta, Enzo. —rodeé los ojos.

Él se ríe. —Tengo mis razones, Blaire.

—Ajá. —le dije.

Increíble.

Enzo se me acercó un poco más a mi, ahora podía sentir su respiración más. Me limité a suspirar. Sus ojos grisáceos viajaron a mis labios y sentí un escalofrío pasar por mi cuerpo.

Lamí mis labios.

Él sonríe. —Aún me gustas, Blaire. —él admitió. —Pero sé que yo no te gusto. Entiendes que te lastimé y mucho.

Abrí la boca para decir algo, pero ninguna de las palabras salía. No sabía que decir. Esta tensión, está química que sentía con Enzo me dejó boquiabierta. Por culpa de su seducción, por culpa de mirar mis labios. Sentí una chispa dentro de mi.

Imposible OdiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora