Eran las 6 de la tarde, y Pietro sentía un presentimiento malo, sentía como si algo estuviera mal. Comenzó a marcarle de manera desesperada a su amiga, pero nada que respondía.
En este momento estaba cenando con sus padres, sorpresivamente sus padres no estaban discutiendo ni nada por el estilo, solo se encontraban en silencio.
-Pasa algo Pietro? - Pregunto la señora Maggi al ver a su hijo inquieto -
-Si, todo bien -
-Como van los estudios? -Pregunto esta vez sí padre-
-Como siempre, todo igual -Se encogió de hombros - Porque tan callados? - Era extraño por parte de sus padres -
-Pietro, tenemos algo de que hablar -
-Si es por el informe del director, déjenme decirles que no me arrepiento de nada -
-No es sobre eso, es algo que tu padre y yo hemos decidido -
-Enserio se lo vamos a decir de esa forma? -Comento con molestia el hombre -
-Y como quieres que se lo digamos? El ya no es un niño, el puede entender -
-Por dios, te estás escuchado??!!! Deberíamos primero buscar el tema de conversación -
-No me digas que hacer !!! - Pietro comenzó a sentirse agobiado por la situación -
-Papas.. Oigan...Dios -Murmuro al ver que no le estában prestando atención - Bueno, creo yo me voy - No se dieron cuenta de la audiencia de su hijo, pues siguieron discutiendo -
Estar en esa habitación escucharlos discutir por cualquier cosa, era cada vez más abrumador para el, ya simplemente no soportaba el hecho de que no podían pasar más de 3 minutos sin pelear, y normalmente así fue su infancia, creció observando los discutir o echarse en cara lo que el otro hacia mal.
Pero siempre hubo alguien que lo contuvo, que lo consoló esos días que llegaba con los ojos llorosos porque verdaderamente se sentía cansado, ya no quería estar allí, que cuando se enfermaba no le importaba nada y hacia lo posible para estar con el. Y era ella, era su Chiara.
Maggi sentía como el aire iba y venía tomo su bici y fue directo a la casa de la colina la cual quedaba cerca a la suya. Quería estar con alguien que lo entienda sin en verdad hacerlo, pero también quería saber si se encontraba bien, pues no le contestaba el teléfono.
A los minutos observó aquella casa, tocó el timbre dos veces, tres veces, cuatro y cinco veces, pero nadie. Así que tomo la desición de entrar por la ventana de la chica, pues su casa era solo de una planta. Llegó al frente de la ventana y justo ahí estaba, ella sentada en la ventana, tenía una cobija puesta cubriendola, ya traía la pijama y su cabello desordenado en un coleta.
-Me tenías preocupado Ricci. Porque rayos no contestas el teléfono? - Se quejó al verla, se sentó a su lado -
- Lo lamento, estaba aquí y el celular lo deje cargando - Ella seguí viendo a la nada - Que haces aquí ? -Lo miro -
-Estaba algo preocupado, no se, talvez tenía miedo por ti, solo sentía un mal presentimiento - La miro a los ojos, pude que su nariz estaba en un tono rojo, y estaba pálida. Se veía enfermiza - Además mi casa es un desastre, no me iba a quedar viendo a mis padres discutir - Se revolvió un poco el cabello -Es abrumador -
-Te entiendo -Sorbio su nariz - Pero recuerda que estarás bien Pietro, estaremos bien - Recostó su cabeza en su hombro - No estás solo Pietro, tienes a tus amigos y a mi, recuérdalo siempre - El chico sonrió ante sus palabras - Y siempre ten en cuenta esto, nosotros no tenemos la culpa de lo que nuestros padres hagan, solo somos eso, hijos, que después de todo pagamos las concecuencias. -
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Unidos hasta el final // Pietro Maggi
Teen FictionLa vida da muchas vueltas, es como un libro, nunca sabrás que podrá suceder. Ese fue el pensamiento que siempre llevo Chiara, una chica que amaba bailar y disfrutar de su vida a pesar de todo. Pero que raro es el camino no? Terminar enamorandose de...