DIXON LOVE¹ | Carl Grimes [Reescribiendo]

2.09 Nebraska

"Nebraska / Dedo en el gatillo"

"Ghost of you" | "5 Seconds of summer"

"Así que lo ahogo, como siempre lo hago"

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Dean estaba en estado de shock. A sus once años, había visto cosas que ningún niño debería presenciar. El recuerdo de su amiga, con quien había estado perdido en el bosque durante días, ahora transformada en un ser irreconocible, lo atormentaba. El sonido del disparo resonaba en su mente una y otra vez, como un eco de su propia impotencia. El pánico se apoderaba de él, haciéndolo sentir atrapado en una pesadilla de la que no podía despertar. Su corazón latía con fuerza descontrolada, mientras las lágrimas brotaban de sus ojos como un río desbordado. En ese momento, Dean sintió que el mundo entero se desmoronaba a su alrededor, dejándolo solo en medio de un mar de desesperación y horror.  

Sentía cómo su respiración se volvía más superficial con cada segundo que pasaba, como si el aire se escapara de sus pulmones sin poder recuperarlo. Su mente estaba atrapada en un torbellino de pensamientos oscuros y su cuerpo se sentía como plomo, incapaz de moverse. Mientras tanto, Daryl, corría hacia él con el corazón en la garganta, sin comprender lo que estaba sucediendo. Desesperadamente intentaba sacudir a Dean, tratando de hacerlo reaccionar, pero sin éxito. El miedo lo invadía, viendo a su hijo en ese estado tan frágil, sin entender la razón de su sufrimiento y temiendo lo peor.

Glenn observaba la escena con angustia desde la distancia. Con voz temblorosa, gritaba desesperadamente a Daryl que se trataba de un ataque de pánico, recordando la experiencia previa que había vivido con Dean. Sus palabras resonaban en el aire tenso, pero parecían perderse entre el caos y la confusión. Glenn sentía una mezcla de impotencia y frustración al ver a su amigo y a su hijo en medio de esta situación tan desgarradora, deseando poder hacer algo para ayudarlos a ambos.

Los gritos desesperados de Glenn finalmente llegaron a los oídos de Daryl, penetrando la neblina de confusión que lo envolvía. En un instante de claridad, comprendió lo que estaba sucediendo con Dean. Con movimientos frenéticos pero determinados, se acercó a su hijo y trató de hacer que lo mirara directamente a los ojos. Con gestos suaves y tranquilizadores, Daryl intentó indicarle a Dean cómo debía respirar para calmar su ataque de pánico. Cada respiración profunda y pausada era un paso hacia la calma, y Daryl estaba decidido a guiar a su hijo a través de este difícil momento. Con el corazón lleno de esperanza, continuó alentando a Dean, confiando en que juntos podrían superar esta tormenta.

Con cada respiración guiada por su padre, Dean comenzó a sentir cómo el tumulto de emociones dentro de él se aquietaba lentamente. Las oleadas de pánico retrocedían como las mareas ante la calma que inundaba su ser. Finalmente, los latidos desbocados de su corazón comenzaron a tranquilizarse, y una sensación de alivio lo envolvió. Sin dudarlo ni un segundo, se lanzó a los brazos de su padre, dejando que las lágrimas brotaran libremente de sus ojos. El dolor de haber presenciado la transformación y muerte de su amiga lo embargaba, junto con la abrumadora culpa de haberla dejado sola en aquel bosque inhóspito. En los brazos de su padre, Dean encontró un refugio seguro donde dejar salir todas sus emociones, sabiendo que, pese a todo, siempre estaría allí para él.