°Dixon Love°
"Los caminantes son ahora los reyes del mundo."
« Dean Dixon sabía que para sobrevivir tenia que ser fuerte, tal y como su padre, pero los caminantes no se lo ponían fácil y peor aun que tenia que soportar a un niño pecoso que parecía...
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"Semilla"
"Thing I'll Never Miss" | "NEFEEX"
"Ha sido duro pero trato de olvidarlo y seguir adelante a un lugar donde pueda crecer"
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Decir que no habían pasado muchas cosas era un infundio. Habían pasado nueve meses. Nueve meses desde que la granja se incendió, desde que Shane falleció y desde que Rick se había convertido en el líder del grupo. En todo ese tiempo, no habían estado más de dos días en un solo lugar, lo que a Dean le recordaba a una clase de historia —la única clase que solía prestar atención de vez en cuando— en la que su profesor mencionó a los nómadas. Para Dean, eran la definición exacta de ellos: individuos que van de un lugar a otro sin tener residencia fija. Aunque sabía que sus motivos eran diferentes, en esencia, eran lo mismo.
Había algo que por un tiempo él no tenía claro: Shane. ¿Qué había pasado realmente con él? Rick mencionó que había fallecido, pero ¿cómo? Para empezar, todo el tema de Randall, en sí, fue raro y, aunque Shane no le caía bien, Dean sabía que no era tonto. Carl le había dicho que cuando llegó, Shane se estaba levantando como caminante, pero también le dijo que no había ni un solo caminante cerca. Entonces, volvemos al punto de partida: ¿cómo murió realmente Shane? Dean le dio muchas vueltas a esta pregunta, pero nunca llegó a respuesta. Por un momento, había pensado en preguntarle a Rick, pero no fue necesario. Él mismo Rick vociferó ante todos que había matado a Shane porque Shane intentó matarlo. Ese también fue el día en el que se enteraron que los caminantes no era la única forma de convertirse, ya que todos tenían el virus. Algo impactante si le preguntas a Dean. Si no fuera porque ellos lo estaban viviendo, él pensaría que era una buena idea para una película o serie.
Ahora, con pasos firmes y su arma en alto, Dean avanzaba lentamente dentro de la casa —la cuál probablemente les duraría un día— que habían encontrado en su camino. Caminó detrás de Rick hasta que se desvió al comedor —o lo que parecía serlo, ya que faltaban varias cosas— para revisarlo. Una vez confirmó que ningún caminante estuviera ahí, pasó a la siguiente habitación, que era una sala pequeña —con un simple sillón, pero una sala al fin y al cabo—. Frunció el ceño al ver a un caminante echado en el sillón. Al verlo, el caminante trató de levantarse, pero Dean lo apuntó y, en menos de un segundo, el caminante ya no se movía. Eso era otra cosa que había pasado: a Dean ya no le temblaban las manos cuando tenía un arma. Lo cuál tomó al menos unas cuantas sesiones de estrés para Daryl, pero eso no era lo importante. Carl también disparaba, aunque a él le costo un poco más; la muerte de Dale lo había afectado demasiado, más de lo que él mismo creía.
Hablando de disparos, Dean amaba su pistola, especialmente porque tenía un silenciador. Hace unos meses, encontraron dos de ellos en un almacén y le dieron uno a él y otro a Carl. Según Rick, era más fácil para ellos usar un arma de fuego que un arma blanca, que requiere cercanía. No se lo dijo, pero Dean pensó que tenía razón. Realmente detestaba el tiempo en el que tuvo que usar su bate, y no porque no le gustara el bate —de hecho, lo amaba—, sino porque odiaba tener que limpiarlo cada vez que lo usaba. Además, como dijo Rick, tenía que acercarse demasiado a los caminantes, y no es que estos olieran bien —aunque tampoco podían hablar mucho, ya que ellos mismos olían mal después de no poder ducharse—. Así que prefería al cien por ciento su arma.