AFRODISÍACO [PAUSADA]

CAPÍTULO 2

Dragomir Cosmescu

Lo bueno de tener una alianza con los cubanos eran sus habanos, nunca me faltan y eso les favorece para que no les meta una bala en la cabeza, tomo mí vaso de whisky y le doy un trago, suspiro, colocó mi habano entre mis labios y  me pongo de pié mientras me quito el saco y lo cuelgo en el respaldo de la silla, saco el habano de mí boca y camino hacia el hombre que está atado a una silla frente a mí.

—Luis, Luis, Luis—suspiro poniendo mis manos sobre sus hombros y él se tensa—¿Cuántas veces hay que repetir las mismas palabras? Dime, ¿Cuántas?—interrogo soltando sus hombros y me coloco frente a él.

—Se-señor le ju...

—Ya, ya, ya—espeto exasperado—Mejor no hables.

—Por favor, por fav...—una bala atraviesa su cabeza.

Molesto miro al responsable, quien baja su arma y solo sonríe encogiéndose de hombros, suspiro pesadamente, le ordenó a mis hombres que lo descuarticen al hombre y envíen un mensaje muy claro para la bola de imbéciles que creen que me pueden robar y salir ilesos.

—Dame un motivo para no cortarte las pelotas, Doru—gruño mirando nuevamente al idiota.

—Mamă—guarda su arma—Nos está esperando para almorzar, bruto.

—Dije que estaba ocupado—replico señalando el cadáver que se están llevando mis hombres.

—Nemernicii—ambos miramos hacia donde proviene esa voz—Mando a uno a buscar al otro y al final ninguno de los dos vuelve, todo lo tengo que hacer yo—farfulla molesta.

—Tu hijo me está amenazando con cortarme las pelotas por adelantarle el trabajo—dice Doru alzando sus manos.

—Yo les dije ....

—No importa—alza su mano para que hagamos silencio, es eso o una bala—Vamos par de bestia inútiles.

Ambos nos miramos y negamos con la cabeza ante la actitud de nuestra progenitora, suspiro, Viorica Dalca de Cosmescu es una mujer que no repite dos veces las cosas y su palabra es ley, quien la rompa es un cadáver.

—¿Y padre?

—El hijo de la mierda se salvó—bufa molesto—La abuela le dijo que fuera a verla.

—Entonces no sé salvo—sonrío de lado—Le ira peor ahora.

Mí hermano frunce el ceño pero sonríe al darse cuenta lo que quiero decir.

—Pobre, le rezaré al Diavol por su alma—dice riendo por lo bajo.

Subimos a la camioneta y mí madre le ordena a Luciano que arranque mientras revisa el celular con cierta molestía pero no dice nada, deben ser sus negocio, no digo nada y me mantengo en silenció durante el camino, excepto por Doru, que parlotea sobre cualquier cosa pero ni madre y yo le hacemos caso.

—¿Quien fue?—cuestiona mí madre sin dejar de mirar su celular.

—¿Ah? ¿De que hablas mamá?—interroga mí hermano confundido mirándome.

—¡Son unos inútiles!—exclama lanzado el celular hacia Doru, quien lo esquiva.

—¡Mama!

—Mama las pelotas—nos mira de forma furiosa, el auto se detiene y el ventana del lado derecho se abre, miramos hacia allí y vemos un laboratorio clínico—Hace unos minutos me llegó una notificación que una mujer está embarazada y uno de ustedes es el padre.

—¿Cómo mier...

—Cállate Doru—lo señala con su dedo índice como advertencia—Sabiendo que son hijos de su padre, quien es un animal en celo, era de esperarse que esto pasará y no iba dejar un nieto mío que pase penurias.