Dritter Star Nº4 - La prueba solar

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La noche había caído y la luz lunar penetraba por los ventanales de las diversas habitaciones del hostal, dando especialmente en la cara de la joven Xio produciendo su despertar en una habitación en la que se encontraba sola, cosa que la alarmó hasta que la puerta del cuarto de baño se abrió mostrando como Sandra se encontraba vistiendo su traje de heroína.

Al ver a la que consideraba su madre, la niña se lanzó a abrazarla con alegría recibiendo lo mismo por parte de la chica más mayor.

— Hola Xio, ¿has dormido bien? — preguntó Dritter arrodillándose y acariciando la cabeza de la niña.

Asintió Xio algo adormecida.

— Oye, ahora mismo tengo que ir a hacer una cosa, ¿vale? — explicó la joven Dritter mirando a la niña —. Te tienes que quedar un tiempo con el maestro Fer Di Vill, ¿te parece bien?

La niña miró con desilusión a la joven heroína.

— Eh, no es nada grave — tranquilizó Dritter acariciando la mejilla de la niña —. Solo será un rato, de momento quédate con él, por favor.

La niña aceptó las peticiones de su amiga después de poco tiempo para luego coger un papel y un bolígrafo con los cuales le escribió una nota a Dritter en el que ponía " Mucho ánimo, mami".

— Gracias Xio — agradeció la joven para luego acariciar la cabeza de la chica y aproximarse a la puerta —. Pórtate bien, volveré enseguida.

La niña despidió con la mano para luego sentarse en la cama a esperar a Fer Di Vill.

Así, Sandra abandonó la habitación envuelta en un aura de determinación y valor que se mostraba en una mirada que mostraba que estaba dispuesta a todo. Tras llegar a las escaleras y encontrándose a la mitad, esta se encontró con el que estaba siendo su maestro en estos días que había estado residiendo en Corea.

— Joven Sandra, veo que te encuentras preparada — comentó el maestro al echar un vistazo a su aprendiz.

— Desde luego maestro — afirmó la chica con orgullo —. Quiero causar una buena imagen al templo de Corea.

— Te avisó que no les ha sentado bien lo de Geoman — declaró Fer Di Vill.

— Bueno, pues tendré que mostrarles otra cara de mi — replicó Sandra con una sonrisa en su rostro.

— Mucho ánimo, estimada aprendiz — motivó el maestro para después comenzar a subir las escaleras hasta la habitación donde se encontraba la pequeña Xio.

— Gracias Maestro, haré que se sienta orgulloso — concluyó la chica bajando la escalera y situarse delante del mostrador donde toco el timbre.

Tras poco rato, la mujer encargada del mostrador salió de un cuarto y le indico a la joven que la acompañara con señas debido a que sabía que esta no tenía conocimientos de coreano. Tras cruzar un amplio pasillo, las dos llegaron a una enorme zona boscosas en la que había una gran cantidad con las túnicas del templo de Corea

Cuando la joven aprendiz se situó en el centro del lugar donde todos los miembros presentes del templo de Corea le podían observarla, tres figuras con remaches de bronce, plata y oro respectivamente se acercaron a su posición, produciendo el arrodillamiento de la chica.

— ¿Qué rayos brillan más? — cuestionó la figura con los remaches dorados, quitándose la capucha que cubría su anciano rostro.

— Aquellos que nos llevan por el camino del Dios Sol — contestó Dritter produciendo una reverencia.

— Aprendiz Sandra Lepori, del templo de Dinamarca — expresó la figura de los remaches de plata, mostrando su rostro cargado de feminidad —. Has sido convocada para que tus capacidades sean probadas.

The backstreets - OrigenesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora