Dritter Star Nº7 - Tras diez largos años (Pánico en la discordia)

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— "Héroe... Persona que se distingue por haber realizado una hazaña extraordinaria, especialmente si requiere mucho valor..." — meditó Tae encerrada en una cúpula para su propia protección —. "¿Eso era lo que pretendía con esto? ¿Ser un héroe? No... Simplemente pretendía acabar con Luna porque sentía que Xio Lepori tenía su poder... ¿Acaso mi destino después de todo no era derrotar a Luna? ¿Para que he venido? ¿Para que...? ¿Por qué demonios he hecho todo esto?"

Esta reflexión no duraría mucho, siendo la cúpula rápidamente penetrada por los tentáculos de oscuridad indicando a la entidad que era su momento de escapar, lográndolo en los pocos segundos en los que la descontrolada Xio destrozaba la cúpula y volvía a atacar a la criatura, quien se defendía con todo lo que tenía para conservar su vida intacta.

— ¿Qué demonios es esa cosa? — cuestionó Ten Guan dirigiendo una mirada hostil hacia los otros dos maestros superiores.

— Esa niña... Está dándole pelea a la lagrima... — comentó Eunni con sorpresa e impacto mirando fijamente la pelea.

— Sagrado dios Sol, ¿es que los vejestorios tenéis que pensarlo todo? — preguntó Ichi lanzándose contra Xio —. Sin la lagrima el culto perderá poder, ¿a qué estáis esperando para enfrentar a esa niña?

— Tsk, odio cuando el crio tiene la razón — murmuró el anciano uniéndose junto a la mujer al ataque contra la niña.

Con toda la velocidad que sus poderes les permitían, los tres maestros superiores cargaron sus manos de luz solar y cargaron contra la niña, quien no tardo en percatarse de su presencia y en apuntar con sus ojos a sus tres nuevos objetivos.

— ¡Idiotas! ¿Qué creéis que estáis haciendo? — gritó Tae con hostilidad dirigiéndose a los maestros —. ¡Unos mortales como vosotros no tienen ni la más mínima posibilidad!

Tal y como la lagrima sospechaba, la niña logro sacarse de encima rápidamente a los tres maestros con un simple ataque con uno de sus tentáculos, encajándolos contra una de las paredes de la enorme habitación. Hecho que la entidad quiso aprovechar con un fuerte ataque, pero que fue inútil continuando así manteniéndose la ventaja en Xio.

— ¡Maestros! — llamó Fer Di Vill aun tratando de despertar a Sandra con sus malheridas manos —. ¡Sagrado Dios Sol, Sandra por favor, despierta, te necesitamos!

— Sandra Lepori... — susurró la criatura protegiéndose tras una barrera de luz —. Por favor... No estás muerta... Lo sé... Te necesitó.

Así, los llamados hacia la joven aprendiz del culto del Dios Sol por parte de Tae y de Fer empezaron a llenar la sala en la que la batalla se estaba llevando a cabo, adentrándose finalmente en las orejas de la dormida Sandra.

— ¿Alguien... me llama? — expresó la chica dentro de su mente, viéndose en una profunda oscuridad —. ¿Quién... me llama? ¿Dónde estoy...?

— Sandra... Sandra... — se oyó en aquel espacio vacío con las voces de Tae y el maestro encargado de la chica.

— Maestro Fer Di Vill... Tae... — dijo la chica con debilidad, tratando de buscar el origen de dichas voces —. ¿Dónde estáis...? Quiero... Ir con vosotros... Tengo... Mucho frio.

— ¡Sandra! — le gritaron a la chica apareciendo delante suya una pequeña llama.

— E... Esa voz... — habló Sandra recuperando sin saber cómo parte de su energía — ¿Samuel...?

Sin pensarlo ni un segundo, la joven extendió su mano hacia aquel fuego minúsculo, empezando en este una metamorfosis hasta finalmente transformarse en un pequeño niño de piel pálida y cabellos blancos, cuyos ojos rojos remarcaban que se trataban del amigo de la infancia de la chica, Samuel Ritz, de quien tuvo que separarse debido a que su familia tuvo que mudarse por cuestiones de trabajo.

The backstreets - OrigenesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora