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—¡Soldados, aléjese de la muralla! —Ordenó la sargento, retrocediendo

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—¡Soldados, aléjese de la muralla! —Ordenó la sargento, retrocediendo.

—¡Tiene a Ymir! —Gritó la rubia.

En la otra mano, el Colosal tenía a otro soldado, los llevó a su boca y se los echó a esta de una sola.

—¡Se los comió!

Historia abrió sus ojos atónita.

—¡Soldados, listos para atacar al titán Colosal, es una amenaza para toda la humanidad! —Gritó Hange, llegando a una gran altura junto a su escuadrón. —¡Ataquen!

El titán lanzó un puñetazo hacia ellos, pero por su lentitud no logró hacerles nada, los soldados maniobraron alrededor de su brazo para llegar hacia su nuca. Creyeron que tendrían ventaja ante eso, pero cuando estuvieron dispuestos a cortarle el cuello, Bertholdt dejó expulsar un vapor caliente de su cuerpo, por lo que no les quedó de otra que alejarse de él o morirían rostizados.

—M-mi mano.. —Se quejó un soldado.

—¡Rapido, traigan agua! —Ordenó otro.

—¿Intenta desaparecer otra vez? —Hablo Hange.

—No, señora. —Le respondió Armin. —Ahora es diferente, la última vez se desvaneció al instante, pero ahora mantiene su forma y emite calor como una hoguera. Si se sigue protegiendo con vapor, no podremos atacarlo con el equipo de maniobras.. ¿q-qué vamos a hacer?

Hange pareció pensar un momento.

—No haremos nada, solo esperar. —Se acercó a sus soldados. —Tercer y cuarto escuadrón esperen detrás del objetivo, Rashad estás a cargo.

—Si.

—Escuadrón dos, mantengan su posición, Lauder tú te harás cargo.

—Entendido.

—Es probable que mantenga ardiendo su cuerpo por un rato, pero al final, tendrá que salir de ahí, esperaremos ese momento para atacar. —Siguió hablando la sargento. —Escuchen, todos olvídense de la orden de capturarlos, matenlos y no lo duden.

Armin se vió sorprendido ante aquella nueva orden, por mucho que Bertholdt y Reiner los engañaran, él no podría hacerles algo así, los consideraba sus amigos.

—¡Bien, Armin y escuadrón uno vengan conmigo! —Empezó a correr en dirección contraria. —¡Iremos contra el acorazado!

...

Mierda.. Ese maldito.

Pensó Eren. La pelea entre él y Reiner había comenzado hace segundos y él ya estaba en el suelo sin poder moverse.

Siempre hablabas del honor y la responsabilidad, pero cuando entrenabamos siempre te contuviste. Siempre te comportaste como un soldado ejemplar, analizabas con calma cualquier situación y todo el tiempo priorizabas la seguridad de tus compañeros. Yo quería convertirme en alguien como tú, Reiner.. Esa era mi meta.

𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄𝐆𝐀 𝐓𝐔 𝐂𝐎𝐑𝐀𝐙𝐎𝐍 - eren j.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora