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Bien mi querido Suckity, te presento a tus nuevos acompañantes para tus 15 — El rubio hizo ademán de presentar a los chicos delante suyo.

Rubius, nomas son tres — Quackity no estaba seguro de que entre tres personas se pudiera armar una coreografía decente.

Un chico bajito con una raya azul atravezando su ojo (Quackity no tenía idea de si era un tatuaje o simplemente se aburrió en clase); otro que usaba una playera de fútbol de rayas celestes y blancas; y un tercero más alto, con el cabello peinado hacia arriba eran quienes conformaban su escolta.

Tres, más el quinceañero y yo. ¿Para qué quieres más? Estamos perfectos — Rubius sonaba muy seguro de si mismo —. Mira, te los presento: ellos son Alexby, Juan y Vegetta — Señaló a sus amigos en el orden mencionado.

Vegetta me suena... ¿Qué no es el que me habías dicho que te gust- ? — El azabache fue interrumpido por el de orejas de oso, que le había cubierto la boca con su mano.

No tengo idea de lo que estés hablando mi querido Quacks — El rubio sonrió apenado. Vegetta no dijo nada, solamente rió por lo bajo.

Entonces, ¿Qué se supone que vamos a hacer? — Juan habló.

Pues bailar un vals con el niño, para eso somos sus chambelanes — le respondió Alexby, aunque en realidad él parecía más un niño que Quackity.

Sigo diciendo que somos muy pocos — el casi cumpleañero seguía insatisfecho —. Si juntaramos al menos a uno más creo que estaría bien.

¡Yo ya te conseguí varios, si quieres a alguien más búscalo tu! — Rubius estaba indignado por la exigencia del menor. Se cruzó de brazos y dirigió la vista a otro lado, ofendido.

No seas grosero con el chico. Será su cumpleaños, las cosas van a hacerse como él las quiera — regañó el de ojos morados.

¡Pero yo ya le ayude! ¡Las cosas que él quiera, él las va a hacer!

Ambos chicos comenzaron una pequeña discusión, mientras tanto, los otros dos conversaban acerca de algún tema sin importancia.

Quackity se estaba aburriendo de aquella situación. Miró a todos lados en búsqueda de alguien a quien pudiera preguntarle si quería acompañarlos, sin éxito. Hasta que lo vio.

Un chico castaño, un poco más alto que él, de ojos rubí. Las oscuras sombras debajo de sus ojos contrastaban con su pálida piel, y hacían resaltar sus rojos orbes. Iba peinado de tal manera que su cabello cubría gran parte de su cara, tipo emo.

Había llamado completamente la atención del azabache, el cual estaba cautivado. Quackity lo miraba sin siquiera disimular, estaba totalmente embobado.

Oye Rubius — sacudió el hombro del nombrado sin dejar de ver a su nuevo ser amado — Rubius... ¡Chingada madre Rubius, que me hagas caso!

¿¡Qué quieres tío!? — Volteó a verlo, desesperado por las sacudidas del menor. Quackity señaló sin vergüenza alguna al chico emo — ¿Qué pasa con él?

¿Quién es? — preguntó mientras seguía viéndolo sin descaro.

¿Luzu? Solo es un rarito, es un año mayor que nosotros.

Él.

Hombre, para poder entenderte necesito que formules oraciones completas, no solo hables por palabras sin sentido.

Quiero que él sea el chambelán que me falta.

Bien, ve a pedírselo — Rubius se cruzó de brazos.

Esa simple frase logró sacar de su ensimismamiento a Quackity. De repente, se encontraba más rojo que un tomate.

¿¡Y-yo!? ¡No! ¡Yo sería incapaz! Ve tú, ándale — El pelinegro suplicó.

¿Yo por qué? eres el que quieres con él, no yo.

Ambos chicos iniciaron una nueva discusión, con Quackity rogándole a Rubius que fuera a hablarle, mientras este se negaba rotundamente.

El más bajo de los cinco chicos, Alexby, se hartó a que sus compañeros no llegaran a un acuerdo, así que decidió ir por su propia cuenta al chico de sudadera negra.

Oye, le gustaste a un amigo, y dice que si quieres bailar con él en sus quince años.

Luzu arqueó una ceja. Dirigió la vista hacia el lugar de donde había venido Alexby y vio a los chicos, tratando de identificar a cual de todos se refería el menor. Dos de ellos estaban discutiendo de algo, y los otros dos simplemente los veían sin decir nada. Ni idea sobre quién estaría hablando.

¿Entonces? ¿Aceptas o no?

Supongo que está bien — respondió sin mucho interés.

De acuerdo, gracias.

Alexby volvió con el grupo, sonriente.

Listo, ya te conseguí a tu príncipe azul — dijo a Quackity, quien ni siquiera se había dado cuenta de su ausencia.

Al escuchar al chico, dejó de prestarle atención a Rubius y miró boquiabierto a su compañero.

Ah... pues bueno, gracias — no sabía como responder, creyó que nadie iba a querer pedirlo por él, pero lo agradecía.

 pues bueno, gracias — no sabía como responder, creyó que nadie iba a querer pedirlo por él, pero lo agradecía

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Bien, procedo a desaparecer una semana.

Gracias por leer :]

Mi sexy chambelán  |  𝙇 𝙪 𝙘 𝙠 𝙞 𝙩 𝙮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora