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Debajo de la ya noche, podían distinguirse las siluetas de dos chicos que huían de la creciente tormenta. Ambos en dirección de la cada del más pequeño, intentando cubrirse con sus respectivas sudaderas en un inútil intento de protegerse al menos un poco de la lluvia.

Después de varios minutos de correr, ambos lograron llegar a su destino, completamente empapados. Quackity comenzó a tocar la puerta de su casa con prisa.

¿Qué no tienes llaves de tu propia casa o que? — Preguntó Luzu, pues le parecia extraño que tuviera que tocar para que le abrieran en su hogar.

No, osea, si tengo, pero salí con prisa en la tarde y se me olvidó agarrarlas — El pequeño sonrojo que se formó en el rostro del menor por la pena no fue notado por el castaño. La calle estaba lo suficientemente oscura como para que se pudiera dar cuenta.

¿Y por aquí no hay focos? — El mayor sacó el tema, la poca luz que emanaba de las casas en las que aún había movimiento no era suficiente como para iluminar más allá de sus pasos, constantemente habían estado a punto de tropezar. Además, si tenía que esperar a que les abrieran la puerta, no quería permanecer en el silencio.

Pues habían, pero se los robaron — Quackity rió un poco. No parecía que estuviera bromeando.

Ah, ya...

Supongo que ya los demás llegaron a sus casas desde hace rato, ¿verdad? — el azabache no quería dejar morir la conversación, empezaba a abrumarlo la oscuridad que lo rodeada, además, la voz de Luzu y su oscura silueta eran lo único que podían confirmarle que seguía con él.

Si, supongo que ya.

Por cierto, acabo de asimilar algo. Pinche Rubius, me dejó abandonado a mi suerte para que yo me regresara solo a mi casa. Si no me acompañas tú, aquí estaría nada más yo esperando a que mi jefa me abra — Quackity ahora estaba ofendido por su revelación.

Bueno, ahora estoy aquí para defenderte si te quieren asaltar, de nada — bromeó el más alto, aunque en realidad fácilmente alguien podía llegar con el típico "ya se la saben, celular y cartera" y ambos solo se darían cuenta hasta el momento del atraco.

La conversación y las bromas duraron un rato más, hasta que por fin la puerta del lugar fue abierta para revelar a la madre del menor.

Ay Dios mio, pero mira nada más como vienen, están empapados — Staxx habló, y era cierto; tan mojada estaba la ropa de ambos que cualquiera podría creer que se habían metido a bañar con esta puesta.

Si, y si no nos dejas pasar vamos a estar aún más empapados — Quackity estaba molesto, solo quería entrar para poder cambiarse —. ¿Se puede saber por qué no habías venido a abrir la puerta?

Ay mijo, pues estoy ocupado, todo tengo que hacer yo en esta casa, ¿o acaso crees que estoy nada más sentado? — en realidad, había estado viendo su novela y no quería perderse nada, así que tuvo que esperar a los siguientes cortes comerciales para ir a recibir a su hijo, pero esto no iba a decírselo.

Tras una breve presentación de Luzu a Staxx, ambos jóvenes entraron a la casa, específicamente con dirección a la sala.

Les voy a hacer un té para que agarren calor. Quackity, traele ropa seca a tu amigo, se va a enfermar — Ordenó el adulto a su único hijo.

No se preocupe señor, estoy bien — al de ojos rubíes le parecía lindo que fueran tan amable con él —. No quiero causar molestias.

Cuáles molestias hijo, tú siéntete como en tu casa — Habló con calidez Staxx, seguido de esto se dirigió a su primogénito — ¿Qué no te hablé a ti? ¡Qué vayas por la pinche ropa!

El menor no lo pensó dos veces para salir corriendo hacia su habitación tras el grito de su amorosa madre.

Luego de un par de minutos (que fueron los que tardó el chico en cambiarse y buscar ropa lo suficientemente grande para Luzu), este volvió a salir, para encontrarse en la sala a su compañero con una taza de té en las manos conversando con Staxx.

Ten, a ver si te queda — se acercó a donde se encontraban ambos y le extendió la ropa seca al castaño.

Esta constaba de una sudadera azul bastante parecida a la que comúnmente solía llevar el propio Quackity (con la diferecia de que esa era de una talla mucho más grande a la suya) y un pantalón que no solía ponerse porque le quedaba demasiado largo. Staxx lo había comprado de esa talla bajo la excusa de que luego el pelinegro iba a crecer, pero tal parece que se equivocó.

Gracias, ¿donde podría cambiarme? — preguntó el castaño. Quackity solamente señaló su habitación, así que supuso que tenía su permiso y se dirigió al lugar indicado.

Luego de un rato, Luzu salió le la habitación con la ropa seca ya puesta, y la mojada entre sus manos. A diferencia de a Quackity, la ropa parecía no quedarle tan holgada.

Tras la insistencia de Staxx, los tres se sentaron en la sala a conversar un rato. Al parecer, para el adulto en el lugar "conversar" era un sinónimo de "avergonzar a mi hijo", puesto que se puso a contar anécdotas vergonzosas de Quackity a su nuevo amigo, a pesar de las quejas del menor.

Pasado un rato de hablar sobre historias de la infancia del pelinegro, este ya se encontraba más rojo que un tomate, y la tormenta estaba empezando a convertirse en una simple llovizna. El castaño notó esto, así que se apresuró a levantarse para despedirse.

Señor, gracias por recibirme, pero está empezando a dejar de llover, así que será mejor que me dirija a mi casa.

Como crees, ya es bien tarde, mejor quédate aquí a dormir y ya en la mañana te vas — Propuso Staxx.

Gracias, ya fue muy amable conmigo. Yo me retiro — Insistió Luzu.

No, no, no. ¿Qué tal que te asaltan o algo? Puedes quedarte a dormir en el cuarto de Quackity.

Chingá, ¿y por qué en mi cuarto? — el mencionado iba a continuar sus reclamos, de no ser por el golpe que recibió en la nuca por parte de su madre — Digo, que si, claro que puedes quedarte en mi habitación Luzu. Yo me quedo en el sillón.

— No, en todo caso debería quedarme yo en el sillón  — Habló Luzu.

Bueno, si tanto insistes — el chico se dirigió a su habitación, victorioso. Staxx iba a regañarlo, pero el castaño parecía conforme, así que simplemente decidió dejarlo pasar y se dirigió a su propio cuarto.

 Staxx iba a regañarlo, pero el castaño parecía conforme, así que simplemente decidió dejarlo pasar y se dirigió a su propio cuarto

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Ya no hay buenos días gente, solo hay días.

Perdonen mi desaparición, apenas el lunes volví a clases y ya me quiero pegar un tiro.

Espero estén bien, yo me vuelvo a retirar, y como siempre:

Gracias por leer! :]

Mi sexy chambelán  |  𝙇 𝙪 𝙘 𝙠 𝙞 𝙩 𝙮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora