Las voces humanas suelen pasar desapercibidas a los oídos de los dioses porque suelen ser conversaciones vanas y nada interesantes. Sin embargo, en cuanto se nombraban a ciertos dioses estos hacían todo oídos a la conversación, como si se tratase de una invocación los dioses agudizaban sus oídos y escudriñaban cada palabra para engrandecer su ego. Para Ran era bastante fácil saber cuando cierto príncipe con actitudes de ninfa lo llamara entre susurros. Siempre se veían al atardecer, pero siempre había excepciones para verse mucho antes bajo la protección del hogar del mortal.
El tiempo hizo magia, entre ambos chicos algo fue surgiendo. El reto que se había planteado Ran estaba por cumplirse. ¿Habían pasado 893 días? Ni siquiera lo habían notado. Entre historias, cenas, chistes y acercamientos cada vez más próximos, no eran capaces de definir lo que tenían o sentían. La rutina era tan natural que verse y hablar se había convertido en un ritual suyo.
—Entonces ¿el chico le escribió un poema horrible y le llevó un par de flores?
—No lo culpes, apenas es un niño
—Es totalmente entendible que la chica no quisiera arriesgarse a fugarse con él y dejar a su familia
—Oye no seas tan cruel, es cierto que es apenas un niño, pero sus sentimientos son sinceros. Arreglar los líos de mi hermano cada vez me molestan más, haré que la olvide poco a poco no te preocupes
Ran y Nahoya se encontraban sentados uno al lado del otro comiendo caramelos cerca al horno de la cocina. Nuevamente hablaban del trabajo del rubio y sobre las decisiones que tomaba en cuanto a sus devotos que les pedían ayuda.
—Él estará bien, siempre lo hacen
—Siempre sucede, solo que... a veces quisiera dejar que todos sean felices, pero se convertiría en un gran caos
—Te preocupas demasiado por los humanos, eso te hace ver un poco más humano
—¿Otra vez con eso?
—Es un cumplido
—SÍ lo sé, aunque es un poco raro pensar en mí... así
—¿Yo te agrado?
—Por supuesto
—Entonces la naturaleza no es tan terrible, recuerda soy humano y no hay nada de malo rebajarte a ser cómo yo jajaja
—Oh por... jajaja deja de decir eso... jajaja
Las risas y las miradas fugaces nuevamente iniciaron entre el par. Nahoya apoyó su cabeza en el hombro de Ran. Entonces se llevó un dulce pequeño a la boca olvidando al mundo y sus rezos. Ran sonrió de lado mirándolo comer a su lado. Estaban muy acostumbrados a la presencia del otro
—Si no fueras un dios tendrías las cosas un poco más fáciles
—Un poco
—Podrías pasar más tiempo conmigo —Nahoya insinuó.
—¿No es suficiente el tiempo que pasamos juntos?
La conversación tomó el rumbo que a veces los incomodaba, pero era inevitable no hablar de lo suyo. Ran dejó los dulces de lado y se puso a mirar sus dedos. Tomó la mano de Nahoya y entrelazó sus dedos, ese gesto hizo que se miraran y sonrieran sin disimulo.
—No —respondió Nahoya— no es suficiente
—Eres tan terco e insensato
—Yo no soy el que escapa todas las noches a una casa que no es suya y finge que no pasa nada
—Nunca he fingido que te tengo cariño, somos amigos desde hace mucho
En ese momento Nahoya soltó la mano de Ran y cruzó los brazos mirando hacia el fuego. No eran solo amigos, al menos así lo sentía Nahoya. Nunca habían ido más allá que tomarse las manos, pero la atracción era visible, solo que uno era más reacio a afrontarlo.
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Flechas de amor
Fanfiction#Ranleyweek2022- DÍA 4 El dios del amor no correspondido suele pasar desapercibido, siempre opacado por su hermano el dios del amor irracional. Ambos encontrarán sus diferencias al enamorarse de humanos deslumbrantes. En especial Anteros, el dios de...