Capitulo 2

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— ¡Eres una maldita egoísta, Alisha!—grito Billy. No dejaba de apretar el volante, su mano estaba en su sien, y la mirada de la carretera no la despegaba en lo absoluto, estábamos en su auto, el estaba por llevarme a casa despues de una cena— ¿por qué no te das cuenta de todo lo que hago por ti? Trabajo, estudio, me parto el alma para darte lo mejor.

— Billy, porfavor...—suplique—, nunca dije que no apreciará que hicieras esas cosas, pero hay que ser realistas, me gusta que lo hagas por ti mismo, no por mi.

— Y supongo que ese amiguito tuyo Steve, ¿No tiene nada que ver en esto o si?— me dedico una mirada filosa y lentamente volvió a mirar la carretera—. Sabía que tenías algo con él cuando casualmente te encontró en la fiesta.

— Lo conozco desde hace más de 10 años, incluso lo conocí antes a él que a ti. Era obvio que iba a hablarme en la fiesta, Billy— mi respiración cada vez era más intensa, el enojo estaba invadiendome, y el cansancio también, la frustración de que está discusión termine— Billy, maneja despacio, estás ebrio— comencé a apretar un poco el asiento con mi mano, estaba por encajar mis uñas en él.

El hizo caso omiso, e hizo todo lo contrario, empezó a acelerar poco a poco. Escuchaba como la piel de sus manos resbalaban en seco por el fuerte agarre. Me estaba empezando a asustar un poco. Aunque este tipo de comportamientos ya pasaban seguido últimamente, no me acostumbraba y no quería hacerlo. Me agarre de la puerta del auto con susto, temia que Billy perdiera el control con este maldito juego suyo

— Billy, quiero bajarme— ordene. Lo miraba directamente sin despegar mi vista, el aceleró mas—. ¡Detén el auto o te juro que voy a saltar!— empecé amenazar.

— Veamos si así viene tu Steve a rescatarte— hablo en voz baja, dió un giro en el volante muy brusco, orillandose en la carretera—. Lárgate.

— Te daré una última oportunidad— controle mi respiración poco a poco—, si te disculpas ahora. Haré que está pelea nunca pasó, y seguiremos con nuestra relación— él no me observaba, solo miraba a un punto a la nada—. Pero si salgo, lo nuestro se acaba. Y no pensaré en regresar contigo.

El se acercó a mi, pensé que me besaría, sentí su caliente respiración en mi rostro. Pasó su brazo a mi alrededor y abrió la puerta del copiloto. No dijo nada y volvió a su posición inicial.

Me baje furiosa del auto, en cuanto puse los ambos pies en el suelo, este arranco, acelerando tanto que incluso se formó una nube de humo. Por poco caigo por la brusquedad con la cual arranco.
Era oficial. Habíamos terminado. Mi enojo disminuyó, y el alivio comenzó

Comencé a caminar por la orilla, estaba dispuesta a llegar a casa caminando. Tenía miedo, si, pero al menos ahora no estaba en peligro de que fuera terminar en un accidente automovilístico o algo por el estilo.

Sonreí, estaba sonriendo, el alivio estaba invadiendo por completo mi cuerpo y mi mente, hasta la cursilería de que lo hace con mi alma. Ahora solo lo difícil era llegar a mi casa. Sabía cómo regresar a mi casa, pero siendo sincera, mis zapatos no ayudarán en mucho tiempo y no quiero caminar sola a esta hora de la noche.

— ¿Dame una explicación de quién es ese chico y que hacias en su camioneta?—pregunto mi padre, al entrar a la cabaña.
— Papá, solo salí un rato, lo acabo de conocer. El va conmigo en la preparatoria— empecé a explicar. Fui a la cocina y tome una de las rosquillas de chocolate que mi papá tenía arriba del refrigerador.

— ¿Y por qué llevas esa ropa?
Me interrumpí en la primera mordida en mi rosquilla cuando me di cuenta a lo que iba a esta conversación. Tome la mordida y hablé.
— Solo son zapatos y una chaqueta papá—empece a explicar—, solo fue gentil.

𝑅𝑒𝑑 𝐿𝑖𝑔𝒉𝑡 / 𝐸𝑑𝑑𝑖𝑒 𝑀𝑢𝑛𝑠𝑜𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora