Capítulo 4

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Andrés cerró sus ojos por un momento, para disfrutar los rayos mañaneros que entraban por la humilde ventana de ese modesto departamento. ¿Hace cuánto se encontraba en esa posición?. Incluso Martín, a lo largo de todo ese tiempo que se quedó con ellos para perfeccionar el plan de su hermano, lo había comparado con un enorme gato que gustaba de dormir siestas contra el sol. Bueno, era en parte cierto y él no desaprovecho eso para proponerle con descaro (para disgusto de Sergio) de que cuando él quisiera, podría ronronearle en su regazo.

La verdadera razón, era que había extrañado el sol cuando le tocó encerrarse en la Casa de la Moneda. Y sabía que dentro de poco tiempo, no podría darse esos gustos, a no ser que disfrute tener de compañía una pandilla de ladrones que lo estuvieran miradas de reojo todo el tiempo. Pero no podía decir eso a su hermano o a Martín, a no ser que quisiera obtener de nuevo esa mirada desconcertada de Sergio, cuando se despertó o tendía a hacer énfasis en ciertos detalles del plan, que podrían tener baches o contras. (Como por ejemplo, la integración de Rio y Tokio a la banda) Esos dos, eran ciertamente puntos que debían discutir, pero lo haría con calma. Si hablaba demás o decía algo demasiado notorio cómo para llamar la atención de su hermano, Sergio podría jugarle la carta de quitar a Martín del equipo y ese era un riesgo que no podía tener.

Prendiendo un cigarro, abrió sus ojos levemente al sentir cómo no alcanzaba ni a disgustar el sabor de la nicotina, antes de que este fuera arrebatado de entre sus dedos. Llevándose el cigarro a su boca con tranquilidad, Martín se sentó en la silla vacía a un lado de la suya, para contemplar esas palomas en el edificio de al lado que ya comenzaban a salir de sus nidos. El barrio en donde Sergio vivía era modesto, pero estéril e indiferente, tenía un perfil casi cómo él: sin gracia. Estaba bien ubicado y podían salir a comprar al mercado de la esquina sin llamar la atención al estar cerca de un área turística.

Martín, parecía haber despertado hace horas, a juzgar por su aspecto impecable y limpio, contrarrestando completamente con su bata de seda y el pijama a rayas de Sergio. Pero eso no le sorprendió, de hecho en su realidad, recordaba que Martín siempre se despertaba mucho antes que ellos. Sin poderlo evitar, el sentimiento cálido y extraño comenzó a formarse en su estomago, haciéndolo sonreír con cierta nostalgia. Lo había extrañado tanto...

—No quiero sonar repetitivo con esto...Pero, sabes que tengo razón. El plan de tu hermano es...— dijo de pronto, posando esos hermosos ojos azules en él.

—Increíble. Lo sé...— Susurró, ciertamente divertido, con la voz ronca posando sus ojos en esos labios que se fruncieron en una mueca, que podía identificar cómo molesta. Amaba molestarlo, sobre todo cuando hacía hinca pie en esa cierta rivalidad que tenían esos dos.

—Es increíble. Pero tiene baches y él lo sabe, pero se niega a aceptarlos...— Dándole una calada al cigarro, él soltó el humo con un suspiro ciertamente irritado. Andrés podía decir que tenía toda la razón en eso, el plan por muy perfecto que Sergio lo presentara, no podían dejar pasar por alto la importancia que tuvo Martín en su realidad para llevarlo a cabo. Él, lo ayudo en cuanto a su mirada profesional y ese era un detalle que su hermano jamás podría ignorar, por más que nunca lo mencionara en voz alta— Necesita revisar los números exactos, un solo error de cálculo en el tiempo y van a terminar con una docena de balas en el cuerpo...— Entregándole nuevamente el cigarro a él, por suerte, Martín no pudo darse cuenta de cómo su cuerpo se estremeció y se helo casi en el acto, ante la sola suposición. Pero no vacilo a mirarlo a los ojos con una seriedad que hace años no presenciaba— Imagina, solo por un momento, que haya un desperfecto en la máquina antes de apagarla, un error en la impresión, se atasque un papel, no se logren borrar a tiempo los archivos. Eso equivale a unos minutos demás que se deben contar para que el encargado de ese sector, tenga la posibilidad de llegar al túnel. Con los policías mordiéndoles los talones, es casi imposible que todos salgan del edificio con vida, si no se tiene en cuenta ese declive con esa suposición...— Andrés sabía muy bien lo que le estaba tratando de hacer entender Martín entre líneas: Alguien se va a tener que quedar para hacer tiempo. Por unos segundos, él tuvo que buscar en sus ojos alguna especie de reconocimiento, para quitarse la duda de que Martín no era su Martín. No, nada más que simple seriedad, nacida de sus conocimientos, de su inteligencia, de su intuición.

—¿No confías en nosotros?— pregunto con seriedad, ignorando el cierto pinchazo que se poso contra su pecho. Pero sabía que Martín jamás lo decepcionaría, después de todo...Era su Martín ¿No? Por más que no se tengan las experiencias compartidas, y para Martín el tiempo en el que se conocían era relativamente poco, él sabía que Martín confiaría en él su vida.

—No—Habló con sequedad, abrupto y seguro, sin ese tono entre burlón y divertido con el cual se había relacionado en este último tiempo y con el cual él estaba relacionado— No confió en ninguno de los dos. Y espero que eso vos y tu hermano lo sepan bien— aclaró, con su acento argentino muy marcado y fuerte— No hay que ser un genio, para darse cuenta que tu hermano y vos, son dos personas muy diferentes, en todos los sentidos de la palabra...—Dedujo, dándole una mirada de arriba hacia abajo que para Andrés no paso desapercibida.— Pero tienen algo en común que aunque me cueste, debo admitir que respeto de ambos. Los dos, son inteligentes a sus maneras diferentes, pero también son peligrosos de una manera disímil— Vaya, jamás pensó que Martín pudiera poder conocerlos tan bien, de hecho más de una vez creyó que él mejor que nadie, podía conocer tanto a su hermano cómo a él, mejor que entre ellos, pero nunca a tal grado –Sabemos muy bien que vos sos peligroso. Pero tu hermano es mucho más que vos...¿Sabes por qué, querido señor De Fonollosa?— Ronroneo, sonriéndole por un momento para luego eliminar por completo su sonrisa y decirle con crudeza – Por qué él no va a vacilar a tomar decisiones, para llegar a sus objetivos. Sin importar, cuantas cabezas le lleve eso...Y esas cabezas pueden pertenecer a cualquier de la banda...— Señalándose a sí mismo— Puede ser la mía o...— señalándolo a él, fue claro al decir— La tuya...— Notando cómo sus palabras por lo visto, hacían que sus fracciones de cierta manera se contraían de molestia, fue claro al decir— Llegado el momento, cuando en el calor de la situación por alguna razón, en la balanza este tu vida y el éxito del plan. Él no va vacilar, lo dudará, si. Pero al fin y al cabo...

—Eso nunca pasara. Estoy un 99%, seguro que estoy dispuesto a sacarlos con vida y paralelamente asegurar el éxito del plan. Te lo puedo asegurar— Se escucho la voz sería y fría de Sergio venir desde adentro del departamento.

Alzando el mentón en alto, delineando su sonrisa con la punta de su lengua, deteniéndose en ese diente astillado por unos momentos, Martín dijo con un tono tolerante— Y es por eso...querido Sergio, que necesitas hacerme caso con respecto a los números de tu Plan— Alzando sus manos en el aire, teatralmente agrego— Ya que ese 1%, es muy importante...— "Ya que marca el deseo..." pensó Andrés para sí, recordando sus propias palabras— Por qué marca una posibilidad entre 100...¿En serio piensas arriesgarte con eso, Sergio querido?— Susurró con coherencia y firmeza, haciendo que el propio Sergio se girara hacía Andrés para pedir su opinión en silencio.

Él, en el caudal de conocimiento nacido y nutrido por la experiencia, guardo silencio sabiamente. Porque él mejor que nadie sabía la importancia que tenían las palabras y ese porcentaje. 

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⏰ Última actualización: Aug 21, 2022 ⏰

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