Capítulo 2

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Antes que nada: ¡Muchísimas gracias a las personas que leyeron y comentaron el capitulo anterior! 

Debó ser sincera al decir, que había decidido tomarme un tiempo de este fandom. El ambiente que había últimamente no me agradaba mucho.  Y yo sinceramente, para lo único que estoy es para leer, escribir y shippear (Por eso, perdón si en ocasiones en Twitter no contestó o no estoy muy pendiente en las redes sociales). 

Sin embargo, al ser que este fanfic es cortó y ya pienso darle un final a "Impertinencias", quise permitirme publicarlo antes de que termine este año de mierda. (? 

Agradecida siempre, por darle una oportunidad.  

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Capítulo 2

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Martín.

No lo conocía, nunca lo había conocido.

Jamás había cruzado su camino con alguien que siquiera se llame Martín. Eso fue lo que le dijo Sergio, al escuchar completamente desconcertado y preocupado, cómo él preguntaba tras susurros continuos de: "Imposible", por alguien que se llamaba Martín.

Esto debía ser un retorcido juego del destino, que le encantaba tocarle las pelotas. ¿Tan mal le habían caído las drogas que usaba para su enfermedad, que lo estaban haciendo alucinar incluso en el más allá?

—Creó que es momento que te tomes un descansó de tus medicamentos. Están generando alucinaciones y posiblemente brotes de ansiedad— llegó a la conclusión su hermano, sentado a los pies de la cama, mientras ojeaba preocupadamente una pequeña botella de sus dosis diarias, del nuevo tratamiento que habían comenzado a tratar. Estaba en ruso, pero nada le evitaba a Sergio entender lo que decía, con el ceño fruncido, ojeó esas palabras extrañas y de lenguaje clínico con determinación— Hay un 98% de que estos síntomas sean brotes secundarias, por doblegar la dosis, debemos parar con el tratamiento por un tiempo. Tomarlo con calma...—tras mirar por unos momentos sus pies, Andrés lo vio levantar la mirada para posarla sobre él, al ritmo en que subía sus enormes gafas por el puente de su respingada nariz— Podemos suspender el plan. Debemos priorizar tu salud— entrecerrando sus ojos por un momento, Andrés se permitió por un solo momento, mostrar ese semblante serio y hostil que normalmente usaba cuando alguien en su oficio lo sacaba de sus casillas.

No necesitaba saber de qué plan estaba hablando Sergio. Una mirada de reojo a la familiar carpeta que descuidadamente su hermano había dejado sobre la cama, al ayudarlo a llegar a su alcoba luego de indisponerse en medio del pasillo, se lo dijo. El robo a la Fábrica. El plan de toda la vida de su hermano y el padre del mismo, estaba allí a sus pies siendo descartado como si fuesen simples papeles sin importancia.

Claro...¿Qué plan esperaba Andrés que sea? Sin Martín, el plan al Banco de España, no existía. Su mejor amigo, nunca estuvo allí para darle vida a sus alocadas alucinaciones de grandeza. Nunca estuvo allí para escucharlo a las 4 de la madrugada, despertarlo emocionado por haberle ocurrido nuevas estrategias para entrar. Nunca estuvo allí para hacer realidad su más grande sueño.

"Yo te propuse fundir oro juntos". Llegó de pronto a su menoría mientras unos labios rojizos por sus besos, soltaban el último suspiro desesperado, destrozándolo. 

De nada servía tener talento, si los conocimientos no estaban allí. De nada importaba ser un artista, si la ciencia no estaba a su lado para hacer de su arte una realidad. Él podía soñar, pero sin Martín a su lado, esos sueños jamás tocarían un milésimo trozo de realidad.

Última Vez [Berlín x Palermo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora