Mi estómago estaba lleno de expectación. Podía sentir que este día empezaba mal ya que mi mente daba vueltas y vueltas, casi como una pelota de ping pong.
Una gran parte de mi estaba desesperada por ver a Oscar y Sydney, pero otra parte, sabía que iba a terminar lamentando esto.
Suspiré, cruzando los brazos mientras esperaba y esperaba la llegada de Henry. Algo había cambiado, y no íbamos a ir a Adventure Land. Mejor dicho, no tenía ni idea de donde iríamos.
Miré mi teléfono, y vi que había un nuevo mensaje de Henry.
Llego en dos minutos. El escribió sin rodeos, haciéndome fruncir el ceño ¿Él siempre va a ser así?
Deja de enviar mensajes y conducir al mismo tiempo. Respondí.
Y dos minutos más tarde, el finalmente llegó. Debe de haber comprado un vehículo nuevo, porque este definitivamente era más negro oscuro que el otro. Había bastante tinte azul. Mierda, era nuevo. Este era un Mercedes, y el otro un BMW.
Me quedé quieta tímidamente cuando de repente salió del coche. Su mandíbula se tensó al tragar saliva y miró boquiabierto el reloj de su muñeca derecha.
"Diez minutos tarde." susurré, mirando su elección de ropa.
"Tuve una reunión. Lo siento" habló secamente.
El abrió la puerta para que pudiera entrar. Al instante, mire hacia la parte trasera, y comprobé... que no había nada, ni nadie.
" Henry" murmuré molesta "Sydney y Oscar ¿dónde están ellos? Tú me dijiste que podría-"
"Cálmate." resopló, volviéndose a meter en su coche y comenzando a conducir "Están con la niñera, vamos a verlos allí."
Contuve la respiración, mordiéndome el labio inferior mientras lo miraba "¿Niñera?"
"Desapareciste por un año. Tuve que contratar a alguien." Él replicó con severidad.
Rodeé los ojos, reacomodándome en mi asiento "¿Dónde está Sandra, de todas formas?"
"Uh" dudó sus palabras "Probablemente en Italia con su novio de veinte años."
Fruncí el ceño, sintiendo bastante alegría por él, aunque no quería que terminara tan así "¿Ella te dejó?"
"Vamos a ponerlo de esta manera" murmuró "Si ella me hubiera dejado, tendría que haber dejado también mi cuenta bancaria."
"Entonces, ¿tú la dejaste?"
"Sí"
"Oh."
Hubo silencio durante unos minutos. El silencio más incómodo que puedan imaginar.
"Te ves diferente" Henry murmuró hacia mí, haciéndome fruncir el ceño con confusión.
"¿Qué?"
"Te ves más grande, tu cabello está más oscuro y perdiste peso." espetó claramente.
Abrí los ojos un poco, pero negué con la cabeza ante el comentario "Supongo. Tú te ves exactamente igual."
"Supongo" el repitió mis palabras.
"¿Por qué ahora, Henry?" pregunté, por aquello que había estado en mi mente por un largo tiempo "Ha pasado un año. Sabes donde vivo, tienes mi número ¿Porque simplemente decides para que pueda pasar tiempo con ellos cuando me ves?"
Él no respondió, solamente frunció el ceño.
"No puedes ignorar una pregunta a la que no quieres responder."
"¿Por qué eres tan mandona?" preguntó "Solías ser tan call-Quiero decir, solías ser... diferente."
Él no se limitó a decir esa palabra.
"Estar contigo hace un año me cegó sin dejarme ver el tremendo idiota que eras. Mi paciencia contigo no es tan grande como antes" hablé, y una pequeña sonrisa apareció en sus labios.
"Es bueno saberlo." susurró.
Llegamos al destino un poco después, y mi estómago se revolvió nuevamente ante la idea de ver nuevamente a los niños. ¿Y si no recordaban quién yo era? ¿O qué tal si me odiaban por no visitarlos nunca?
"Están adentro."
"La niñera no se va a quedar con nosotros ¿verdad?" murmuré tímidamente.
"No, ella solo esperaba con ellos." Él respondió y me condujo al interior del edificio ampliamente decorado. Olía a pollo frito y sudor, pero por lo menos el restaurante olía bien.
Una camarera nos llevó, pasando por varias mesas diferentes y por disfraces de animales, hasta que finalmente llegamos a la parte 'normal'.
Sydney, Oscar y la niñera estaban sentados ahí. Sonreí ampliamente al ver que sus ojos se abrieron de alegría. Salieron de sus sillas y gritaron felizmente antes de atacarme en un abrazo.
"Oscar" intenté respirar mientras él me ahogaba. Me arrodillé y Sydney apoyó la cabeza en mi hombro "Te ves tan grande, Sydney."
"Te quiero." él dijo, haciéndome reír ligeramente mientras lo atraía más hacia mí.
"¡Estas casi tan alto como yo!" le dije y me puse de pie. "No... todavía eres bajito."
"No lo soy" él rió.
"Está bien, no lo eres" dije.
"Soy más alto que papi" él se cruzó de brazos, mientras sus rizos caían frente a su rostro.
Henry se puso de pie a mi lado, y una pequeña sonrisa se apareció en su boca "¿Disculpa?"
"Soy mucho más alto que tú!" él rió "No quieras discutir conmigo, papi"
"No seas estúpido. Sabes que papá es más alto" Sydney finalmente habló. Y por un segundo pensé que estaba molesta.
Henry le agradeció a la niñera en voz baja y todos nos sentamos. Él no parecía demasiado interesado en ella, no era tan bonita como yo pensaba que iba a ser. Quiero decir, ella podría ser más bella, pero su pelo peinado hacia atrás con una cola de caballo la echaba atrás, además de no llevar ni una gota de maquillaje. Da igual, eso no era asunto mío.
"Quiero Carbonara" hablé hacia ellos mientras miraba el menú "¿Ustedes?"
"Pescado" dijo Oscar y Sydney asintió.
"Yo también."
No sabía porque, pero me sentía rara. Como si estuviera fuera de mi zona de confort, como si no debería estar aquí. Todos parecían bastante desanimados, y se suponía que debían estar alegres.
Estábamos a mitad de camino de terminar la comida cuando finalmente rompí el silencio "Así que ¿Van a jugar en la piscina de bolas?"
Ellos solo asintieron mientras comían, haciéndome fruncir el ceño, ya que dejaron escapar un suspiro.
"¿Podemos irnos ahora, papi?" Sydney susurró "¿Por favor?"
"¿No quieres sentarte un rato y dejar que tu comida baje?" él le murmuró, a lo que yo lo miré torpemente mientras Sydney permanecía en silencio.
"¿Por qué están todos tan tristes?" Les pregunté. Y de pronto la mano de Henry pellizcó mi brazo.
Mis ojos se abrieron ampliamente, dirigiendo mi mirada hacia él. Rápidamente él negó con la cabeza, como dándome a entender que deje de hablar.
Después de diez minutos, ambos se fueron a jugar así que Henry y yo nos sentamos en una mesa. Miré hacia abajo, golpeando mis piernas hacia atrás y adelante hasta que accidentalmente golpeé a Henry en el tobillo.
"Ten cuidado" el gruñó y me pateó.
" Henry, fue un accidente" dije y le devolví el golpe.
"Detente" él dijo y me pateó por segunda vez.
"Eres tan inmaduro para tener cuarenta." le di un leve golpecito con mi codo "Crece."
"¿Cuarenta?" rió burlonamente "Estas bromeando ¿cierto?"
"Error mío" me encogí de hombros.
Me eché hacia atrás en la silla, suspirando profundamente mientras miraba el lugar ¿Dónde estaba Eddie el elefante?
"¿Qué pasa con Oscar y Sydney?" le murmuré suavemente.
"Uh" él dudo sus palabras "Una mañana difícil."
"¿Cómo?" pregunté con inquietud.
Se frotó la parte posterior del cuello, moviendo hacia atrás su silla hacia mí, dejándome inhalar su aroma celestial. "Pensé que estaban arriba, pero me oyeron hablar por teléfono acerca de algunas cosas de las cuales no quiero entrar en detalle."
"¿Está todo bien?" Mi mano se dirigió a su pierna lamentablemente, pero era demasiado difícil retirarla. Dios, su pierna era tan firme.
Se quedó mirando mi mano sobre él "Por ahora, lo está."
"Qué significa eso?"
"No importa" el negó con la cabeza.
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Call Me Daddy 1 & 2
Teen Fiction- Eres lo suficientemente grande para ser mi padre - Entonces, tal vez deberías empezar a llamarme Papi. Todos los créditos a la autora 1d_jollygood (wattpad).