𝐋𝐢𝐫𝐢𝐨 𝐍.2 ✓

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Louis se levantó de la mesa donde se yacía sentado y volvió al cuarto de descanso de los residentes. Aún tratando de asimilar lo que le acaba de ocurrir, con el lirio en su mano se acostó en una de las literas.

—¿Qué fue lo que pasó?—observaba el bonito lirio pero con una mezcla de miedo y curiosidad—Se sintió tan real—murmuró—Pero si fue mentira ¿por qué tengo esto aquí?—refiriendose al lirio

Finalmente negó con la cabeza tras varios minutos de intentar darle una explicación a lo ocurrido y no poder encontrar una explicación lógica.

Se acostó de lado y dejó el lirio en el pequeño mueble de madera que se yacía aún lado cerca de la cama de abajo de la litera. Estaba cansado y le quedaba poco más de una hora para volver a retomar su turno, así que cerró sus ojos y antes de poder quedarse dormido sucedió lo que anteriormente; un cambió temporal en la realidad.

Louis abrió los ojos de golpe, sintiendo un vértigo tan intenso que tuvo que aferrarse al mostrador frente a él para no caer. El mundo a su alrededor se estabilizó, y al parpadear, se dio cuenta de que estaba detrás de una recepción… de algún lugar.

Pero, ¿dónde?

Miró su ropa, extrañado. Llevaba un uniforme: pantalón negro, camisa blanca de manga larga y zapatos de vestir relucientes. Un pin en su pecho izquierdo mostraba su nombre en letras plateadas.

¿Qué estaba pasando?

Un sonido estridente lo sobresaltó, haciéndole soltar el aire de golpe. Era el teléfono que tenía en la mano, aunque no recordaba haberlo tomado. ¿Era su teléfono?

—Louis, guarda eso. No podemos usar el teléfono mientras estamos trabajando.

La voz familiar lo hizo girarse. Su amiga Kenia estaba junto a él, con el mismo uniforme y el cabello recogido en una coleta. Parecía tan natural en su papel que por un momento se sintió aún más desconcertado.

—¿Kenia? —preguntó, intentando comprender.

—¿Quién más? —respondió ella, con una sonrisa divertida, aunque sus ojos mostraban una ligera preocupación.

Louis parpadeó, todavía desorientado.

—¿Qué es este lugar?

Kenia lo miró como si estuviera loco

—¿El hotel en el que ambos trabajamos? —preguntó, frunciendo el ceño.

Louis iba a responder, pero en ese momento, un tintineo de campanas anunció la entrada de alguien. Al levantar la vista, sus ojos se abrieron enormemente al ver a una figura que cruzaba la puerta. Era una mujer, aunque su aspecto no era el de una persona común. Su piel era una mezcla de tonos morados y azules, y su ropa estaba empapada, dejando un rastro de agua en el suelo. Pero lo que más lo perturbó fue la expresión en su rostro: su mirada estaba vacía, sin un rastro de vida.

La mujer se detuvo frente al mostrador. Kenia sonrió amablemente, ajena a la palidez que se apoderaba del rostro de Louis.

—Bienvenida —dijo ella, entregándole una de las llaves de las habitaciones—Disfrute de su estancia en el hotel.

La mujer asintió lentamente y, sin decir una palabra, caminó hacia el elevador al final del pasillo, dejando charcos de agua en su camino

—Pobre, estuvo mucho tiempo en el agua. Qué bueno que encontró el hotel —comentó Kenia con una normalidad que lo dejó aún más confundido

Louis intentó entender

—¿Qué… qué hotel es este?

Kenia lo miró, entre divertida y perpleja

𝐒𝐢𝐞𝐭𝐞 𝐋𝐢𝐫𝐢𝐨𝐬 [𝐋𝐒]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora