Un Amor Qué Trasiende Barreras

Capítulo 29

Una promesa

La noche había sido perfecta, todos estaba tan felices por aquel baile que se les había preparado, los maestros estaban muy contentos, también habían disfrutado del baile y la alegría de los jóvenes, era bueno ver como sus alumnos estaban bien, ya no existía discordia entre ellos, reían y se veían muy unidos.

El profesor Damocles anunciaba la salida de todos, pero a los dormitorios, aún había una actividad más.

Jóvenes, salgan todos a la playa, hay algo más que deben ver.

Obedientes, los jóvenes habían salido de aquel hermoso salón donde se encontraban. Algunas chicas, habían decidido quitarse su calzado, para que este no se undiera en la arena, y otras como Marinette, no tenía problemas con aquello, más bien, corría de la mano de Adrien hacia la playa, llegando estos de primeros y pudiendo presenciar los primeros fuegos pirotécnicos. Los demás al notar aquellas bellas luces en el cielo, corrieron a seguir festejando en la playa. Gritos de alegría se escuchaban por parte de los jóvenes y muchas celebraciones por parte de los adultos que acompañaban. La noche era hermosa, el mar bañaba los pies de los jóvenes que habían desistido de su calzado, sus vestidos hermosos ondeaban bajo el agua y con el viento.

Para Adrien, todo era nuevo, era la primera vez que disfrutaba todo, que convivía con todas las personas, era la primera vez, en mucho tiempo, que estaba realmente feliz.

Marinette observaba el cielo, muy contenta, esperaba que tikki también lo viera desde la habitación, ya que nadie estaba en ella, la pequeña kwuami podía volar tranquilamente, lo que no sabía, es que los demás kwuamis estaban con ella, también festejando la alegría de los jóvenes.

La mano de la azabache fue ligeramente apretada, recordando así, que no estaba sola. Vio a Adrien y tenía una encantadora sonrisa en sus labios, sin importarle mucho, la joven recostó su cabeza son el hombre del rubio y este, tomó el suyo, acercando más su cuerpo al de la azabache, fundiéndose así en un abrazo.

Alya, quien estaba tras ellos, no perdía tiempo en tomar una fotografía de ambos, los fuegos artificiales jugaban un papel casi místico en aquel retrato, se veían perfectos.

Sonriendo la joven morena, gustaba su teléfono en aquel perfecto vestido que llevaba, se veía realmente encantadora, su cabello recojido en una coleta alta, el vestido de tono salmón jugaba perfectamente con su cuerpo, tallando su delicada figura y terminando en una falta larga, ligeramente asimétrica. Cambiando de salmón a blanco, la cola que tenía ese vestido, tenía degradé; si alguien la hubiera visto, diría que su vestido estaba inspirado en su traje de pelea.

.............................................................

El reloj de la habitación, marcaba ya las 2 am, todos dormían en aquella habitación, a Excepción de la dueña de unos ojos zafiro. La joven miraba por la ventana, la hermosura de la playa, la suavidad de las olas del mar; pensaba en París, en su bella ciudad, sabía que todo estaba bien. Habló con sus padres y envío algunas fotografías que se había tomado con sus amigos en la playa, y algunas en el salón escuchó la euforia de sus padres, al ver las fotografías con Adrien, también se sonrojó al escuchar las palabras de sus padres, dando por entendido que serían felices si ambos decidieran iniciar una relación.

Adrien era especial, era perfecto, aún no comprendía muchas cosas, pero sabía muy bien que ella no era suficiente para el, más sin embargo, quería ser fuerte, quería intentar esto y ser valiente, sabía muy bien, que siendo Ladybug era valiente, por lo cual, como Marinette, tenía que ser valiente y tomar riesgos, para poder ser feliz .

Sabía muy bien que al regresar, el sueño podría terminar, que Adrien volvería a su vida cotidiana, sesiones fotográficas, clases de chino y piano, la escuela, desfiles y todo bajo el control de su padre. Pero aquella semana había sido una maravilla para ella, un sueño, algo hermoso y probablemente, ese sueño terminaría allí. La joven era consciente que ese mundo donde el rubio permanecía, no era su mundo, tenía mucho camino que recorrer en el mundo de la moda, aunque era talentosa, jamás iba a pensar que llegaría a estar en aquellas pasarelas donde el ojiverde caminaba, donde ilucionaba a todas las chicas de su edad.