Broken || Dazatsu

01

Las luces led y los destellos junto con la música que se escuchaba a todo volumen en ese club era el ambiente perfecto y adecuado para las viejas ratas lujuriosas que miraban de manera asquerosa a las jovencitas y jovencitos que bailaban de manera sensual y poca ropa en los tubos, pero principalmente veían a la atracción principal, un muchachito que ya no lo era tanto, bailando en el escenario principal haciendo que su corto cabello blanco resaltara con las luces, haciendo movimientos seductores con los tacones de aguja que hacían resaltar sus esbeltas piernas, vestido con esa minifalda y playera de mujer lo hacía ver apetecible. Pero también lo que más resaltaba su belleza era el maquillaje que resaltaba sus ojos dorados, que se podían ver incluso en la oscuridad.

En un balcón alto se encontraban dos hombres siendo ajenos al espectáculo. Mori Ougai el jefe de la Port Mafia y a su lado estaba Jack London, el que ocupó el lugar de Ace.

—Debo admitirlo, desde que eres líder ejecutivo los negocios han tenido mayores ganancias -le felicitó Mori mientras ponía en la mesa los documentos en la mesa de centro.

—Usted sabe que todo lo que hago es por la organización, porque yo si sé lo que es pertenecer a la mafia. A diferencia de Ace -declaró Jack con triunfo mientras bebía un sorbo de su trago.

Ese pícaro de mil pieles ascendió de la manera más baja, con traiciones y puñaladas en la espalda, era un muy buen elemento, pero debía estar atento. No vaya a ser que en uno de esos días se le ocurra traicionarlo a él también, para no seguir viéndole la cara dirigió su vista al espectáculo principal, ese niñito que ahora estaba desnudándose resultó ser más útil de lo que esperaba.

—Haz un buen trabajo con ese niño, quien diría que esa carita de inocente con piernas pecaminosas podría llegar a ser un buen elemento para nosotros. Lo que le quieras hacer esta noche posponlo, mañana tiene que hacer unos encargos con Autagawa y no quiero que se esté quejando de no poder caminar -dijo Mori al ver como el chico se sentaba en las piernas de uno de sus clientes solo para robarle la cartera.

—No se preocupe, hoy no siento ganas de ese lindo gatito. Dígame a que hora lo quiere y se lo mando con gusto.

Aun era un gatito en entrenamiento, pero iba aprendiendo bien. Poco a poco se iba volviendo bueno en lo que hace, ese pensamiento llenó de satisfacción a Jack mientras su mirada se posaba en su juguete quien se encontraba dando vueltas en el tubo quien ahora solo protegía sus partes nobles con una tanga blanca haciendo una última pose.

La música se detuvo de repente y las luces también dejando solo un reflector iluminando al chico quien hizo una carita tan linda que de inocente tenía nada más el ver y emitió un pequeño maullido para que las luces finalmente se apagaron, casi de inmediato todo el público comenzó a vitorear mientras lanzaba billetes a un escenario vacío.

Aquel chico de cabello blanco ahora tenía una bata de seda color violeta para no tener tanto frío, los zapatos de tacón lo estaban matando así que los quitó caminando descalzo por los pasillos del club detrás del escenario, pasando por los cuartos privados donde se hacían compraban un tiempo con los jóvenes del prostíbulo, pero nadie iba a comprarlo, él era intocable. No estaba en el menú.

Caminó hasta el ascensor donde lo llevaría a un piso completamente exclusivo. La parte alta donde estaba el pent house de su amo, estaba acostumbrado a la rutina, entró sin tocar, la habitación sola le daba una clara idea de que Jack seguía atendiendo clientes o charlando de negocios con algún ejecutivo que haya llegado ya sea al piso de los casinos o al prostíbulo.

Se subió a la gran cama con sábanas de seda roja, se despojaba de la bata quedando únicamente con la tanga y se posicionó como un gato echado esperando a que le dieran la comida, inconscientemente la peluda cola de tigre se manifestó junto con las orejitas peludas, y rayas negras se formaron en sus mejillas. Sonrió cuando la puerta se abrió revelando a su amo, tan guapo con ese abrigo de piel.