Broken || Dazatsu

05

Pieles, pieles y más pieles de animal colgadas en la pared, leopardo, león, oso, oso polar, puma, cocodrilo, zorro, lobo, pantera, hiena, todo tipo de depredadores, todas esas pieles convertidas en abrigos, pero también habían algunos accesorios como botas, chalecos, cinturones y guantes hechos de piel de tiburón, cocodrilo, halcón, lagarto y de otros animales pequeños. Cuando era niño y mamá había dejado sus guantes de piel de leopardo fuera de su armario, como todo niño con una madre de gustos refinados y exóticos era natural que sintiera curiosidad por que su madre cuidaba celosamente esos guantes así que como niño travieso se los puso sintiendo con tremenda exquisitez la suavidad y calidez de aquel guante, fue entonces cuando su habilidad se activó por primera vez.

Una luz cubrió su mano y esta al instante esta se había convertido en una garra de leopardo, una sirvienta entró a la habitación escandalizada porque no tenía permitido estar en la habitación de su madre pero cuando intentó llevarlo del brazo le hizo una herida muy profunda con esas garras, fue la primera vez que vio odio y horror en la mirada de su madre, no por la sirvienta, sino porque sus preciados guantes estaban manchados de sangre.

Fue cuando aprendió la belleza y el arte de las pieles, el hombre que desposó a su madre era un cazador que llevaba a casa todos sus trofeos y los convertía en abrigos o accesorios para vestir a su madre como una reina de mil pieles, vio como desollaba a los animales, como trataba las pieles, no volvió a usar su poder hasta cuando tuvo catorce años y mató a su primer oso en una cacería, se hizo un abrigo de con su piel. Unos sirvientes se atrevieron a ofenderle y esa ira desató su poder transformándolo en ese oso hambriento, despiadado y sediento de sangre, así logró destronar a su padrastro del control de todo el patrimonio millonario que poseía.

Pero controlar todo eso era demasiado aburrido, solo era visto por todo el mundo como un mimado riquillo que solo heredó la fortuna de papá, incluso su madre dejó de tener sentido para él, tenía dinero e influencias pero no poder y respeto, no el que desearía alguien con un poder como el suyo, así que desertó de esa vida no sin antes destruir todo lo que había sido, lo único que se llevó fueron las pieles de los depredadores más feroces. Fue cuando en Tokio descubrió como tener dinero, influencias, poder, respeto pero sobre todo la gente le temería, debían temerlo, quería que le temieran ya que su poder era algo que solo los antiguos dioses poseían, los negocios del contrabando de la piel, la carne y el placer fue lo que lo llevó a ser alguien importante en esos círculos, tanto que llevó un cargamento a Yokohama.

En  Yokohama, fue a un prostíbulo para desquitar sus ansias. Fue cuando lo vio por primera vez.

Un chiquillo de cabello plateado con los ojos más bonitos que ha visto en su vida, pero con la carita hinchada de tanto llorar, supo por medio de otro chico que había comprado, que ese niño peliblanco había sido abandonado, al parecer cayó en la típica trampa de promesas de que el cliente pagaría su libertas, huirían juntos y serían felices para siempre, se puso a reír por un buen rato, pero había algo en ese chico que lo atrajo, no fue su sensual baile o su muy coqueto traje de gatito con orejitas y colita. Intentó hablar con el jefe de ese sector de manera “educada”, como caballeros, pero el muy hijo de puta tenía guardias armados atrás de él con una sonrisa asquerosa de superioridad diciéndole que no tocara ni codiciara sus cosas.

Él también le dio su mejor sonrisa de hipocresía con una amenaza silenciosa de que no lo provocara, pero ese asqueroso plebeyo siguió provocándolo, no le pagó el precio completo por los jóvenes que le había vendido y había tenido el descaro de tratar un abrigo de piel de un raro oso grizly que había llevado como muestra de amistad con la Port Mafia como si fuera un trapo, a ese chico de cabello blanco, no sabía por que le molestó el haber visto esas heridas frescas y sangrantes en su piel antes de que Ace lo echara a la calle. No llegó hasta la cima para que lo trataran de esa manera, fue cuando le dijo a sus subordinados que entretuvieran a Ace mientras él se colaba a su oficina encontrando una llave y una combinación de una bóveda.