𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟓

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Giselle por fin pudo sentarle luego de tanto ajetreo, las ultima semanas tuvo que afrontar los papeleos, la sensación de ser el centro de los lamentos de los habitantes de Hills Rose era agotador, muchas parejas se acercaron dándole el pésame por la trágica muerte de Carter, mencionando lo difícil que seria para ella ser una viuda joven, pero internamente Giselle sabia que era lo de menos, ahora era la única heredera de los Nathan, eso era lo importante.

Había conseguido adquirir una pequeña mansión en Hills Rose, ahora poseía el control del dinero, y aunque esa nueva vivienda no poseía los lujos extravagantes de la anterior mansión Giselle tenía la satisfacción de señalar que era completamente suya. Penny asistió ayudándola para amueblar su nuevo hogar e incluso Anne menciono que le encantaría ayudarla, sin embargo, por su trato con Leo sería imposible.

Sus ojos siempre miraban a través de la ventana, Giselle había llegado hasta allí y se preguntaba hasta cuanto duraría su paz, los fríos brazos de Isaac rodearon su cintura atrayéndola mientras murmuraba entre sueños.

—Debo buscar la manera de evitar que siga investigando —desde su ultimo encuentro con el detective Holland una inquietud rondaba su cabeza.

Pensó que con el pasar de los días ese hombre desistiría, pero estaba constantemente investigando para encontrar al asesino. Y le incomodó saber que había estado entrevistando a las ex empleadas de la mansión, ese hombre tenia un vago presentimiento.

—Giselle no puede dormir —los labios de Isaac acariciaron la mejilla de la joven.

Giselle giró su rostro para besar los labios de Isaac, era feliz desde que se había mudado con ella con el fin de fingir ser solo un contratado mayordomo, sus dedos tantearon el pecho desnudo del joven y él se alejó emitiendo un suave jadeo.

—Solo pensaba —murmuró sonriéndole.

—Siempre estas pensando —inquirió curvando sus cejas, estaba preocupado por ella. La veía constantemente en reuniones y con la mirada perdida en el horizonte.

—Solo, mientras ese asesino este afuera, seguirán buscando y temo...

Los ojos de Isaac fulguraron de tristeza.

—Lo sé, me confundirán con el monstruo —murmuró, las manos de ella recorrieron sus facciones.

—No eres un monstruo, Isaac —le recordó dándole un beso—, pero hay gente que no lo comprende del todo.

Él se estremeció por las dulces palabras de Giselle, era cierto que afuera había personas que lo verían a él como un monstruo, y aunque ello le despertaba una incontrolable angustia solo le importaba ser visto por Giselle, buscó el pecho de Giselle para hundir su rostro, la ansiaba cada segundo de su vida. No deseaba soltarla, nunca más.


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Penny llegó la siguiente noche, su vestido negro encajaba a la perfección con su sinuoso cuerpo, le extraño que llegara sola repentinamente sin avisarle, pero la recibió encantada por verla de nuevo, Isaac se había entretenido recorriendo la mansión para tener el conocimiento de los lugares más recónditos. Durante esos minutos de reunión Penny le había revelado porque Leo tenia tanto control e interés por descubrir al asesino antes que el mundo entero.

Fue cuando se enteró que Penny había vivido muchos años producto de la creación de una droga que permite una vida eterna, de esa manera evitarían que aquellos que eran como Isaac fallecieran junto a sus amados.

—Tal vez con esto puedes experimentar lo que siente, Isaac —le indicó con una sonrisa.

Giselle recibió el frasquito con la capsula carmín, la sostuvo con sus dedos frente a su rostro, la repentina información le brindaba una idea del panorama que estaban atravesando, Penny se retiró regalándole una sonrisa afable, le explicó antes de marcharse que pronto habría otra caza para encontrar al asesino. Aquello era una información valiosa.

ETERNA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora