Como el Príncipe Heredero, Xie Lian debe convertirse en Rey...y casarse. ¿Quién pedirá la mano del Príncipe? Su prometido se llevará una sorpresa cuando sepa que éste ya no es virgen.
▪️ Este es un fanfic con el motivo de entretener, basado en la n...
La noche de las sombras en la pared, después que Feng Xin dejara el dormitorio real hecho una brasa, las sirvientas que rondaban los pasillos rieron casi inaudible.
–Pareciera que el Príncipe Heredero tiene un hijo, jijiji.
"Pareciera que el Príncipe Heredero tiene un hijo".
Como una silenciosa serpiente, estas palabras se esparcieron por el reino y sólo se detuvieron cuando chocaron contra un paredón llamado "Rey de Xianle".
–Su Alteza Real, el Príncipe Heredero ya tiene un hijo que adoptó de las calles– contaba la gente de a pie.
–Oh, ya no tendrá que casarse ahora que tiene un heredero.
–No, pienso que pronto buscará una Señora para que cuide a su hijo.
–Qué indecente, primero tiene al hijo y después le busca madre.
–Ninguna doncella querrá casarse con un hombre con hijos. Tendrá que pelearse con el hijo por el cariño del marido.
–Lo que me desagrada es que un cualquiera está en línea de sucesión del trono.
–No cabe duda que Su Alteza tiene una visión diferente a la de Su Majestad.
–Él es joven, valiente y con una visión más clara de los verdaderos problemas de la gente.
–Talvez Su Alteza debería tomar el lugar de Su Majestad, ya tiene la edad para ser Rey.
Este último comentario sembró la discordia entre los que defendían al Rey y los que apoyaban al Príncipe, aunque la balanza se inclinaba fuertemente por Xie Lian.
Ambos monarcas regresaron al instante al Palacio Real.
Después de una deliciosa cena, Xie Lian y Hong regresaban al dormitorio para descansar... ¡Y se topó con su padre! El más joven se congeló.
–Niño, necesitamos hablar con Su Alteza Real, ¿nos permites? – la Reina se dirigió a Hong.
¿Acaso la Reina le pidió el permiso a un ciudadano de baja clase? Los sirvientes se pasearon con disimulo para escuchar mejor.
Hong miró a Xie Lian, él forzó una sonrisa y se inclinó para decirle: –Aguarda en mi cuarto, ¿sí? Te buscaré luego.
Hong se retiró, pero no fue a su cuarto, sino que se quedó oculto detrás de una pared.
– ¿En tu cuarto?, ¡¿el dormitorio real?! – cuestionó el Rey–. ¿Por qué ese chico aún vive aquí? ¿No sabes lo que dice la gente allá afuera? Dicen que es tu hijo.
