Capítulo 1

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Elizabeth Miller

Me desperté por los gritos de mi padre. No, no estaban discutiendo con la novia o mis hermanos si no conmigo. Otra vez tarde. No puede ser.

—¡Ya voy!—le grite—¡Ya casi estoy lista!

Me aliste lo más rápido que pude y tal vez fue por eso que me termine poniendo la sudadera al revés. Baje a lo flash tome unas tostadas y salí, mi padre me esperaba en el auto.

—Lo siento, me quedé dormida—le dije mientras me trataba de arreglar la sudadera

—No es la primera vez, Eli. ¿Que te está pasando—me pregunto preocupado—¿Es eso otra vez?

—No, pa, estoy bien.

—Bueno...

Estuvimos en el camino en silencio, no era necesario decir nada. Me dejó en la puerta del colegio.

—Te diría que deberías dejar de hacer esto, pero, si llego tarde es imposible—solte una pequeña risa nerviosa—Gracias, papá—le di un abrazo me baje del carro rápidamente

Llegué a la clase que me tocaba y sinceramente esperaba que no me dejarán entrar pero bueno el profesor es buena onda y me dejó pasar, no sin antes decirme unas palabras.

—No es la primera vez que pasa señorita Miller—que manera de escuchar esas palabras—Pero como eres la mejor de la clase pasa.

Que se note su favoritismo pues. Me tuve que sentar en el fondo del salón ya que no quedaba otro lugar libre.

—Si que te las arreglas, señorita Miller—me hablo alguien a mi lado, gire mi cabeza y ahí estaba, Jack, el chico que traía a media escuela tras de él.

—¿Que haces aquí?—pregunte desconcertada, ya que es un año mayor que yo

—Me echaron de la clase y no querían que diera vueltas por los pasillos.

Le di una sonrisa de medio lado y trate de concentrarme en la clase. Era imposible, el sueño me ganaba y tenía a mi lado a uno de los chicos más "lindos" de la preparatoria, por lo que me ganaba las miradas raras de algunas chicas de la clase.

—¡Despierta, señorita Miller!—me grito en un susurró aquel chico

—Estoy despierta, nunca me he dormido—conteste en susurro igual

—Con los ojos cerrados, no. Ya se acabó la clase. ¿No piensas salir? ¿O te quedarás a dormir en la cómoda silla?—dijo burlón

—Esta bien pues—recogi mis cosas para las próxima clase—¿Y tú te quedas o que sigues aqui igual?

—No, pero es divertido ver cómo te desesperas.

Lo miré mal y el sonrió. Tome mis libros y me dirigí a los casilleros a dejar las cosas.

—¿Me sigues o que?—pregunte al verlo detrás de mí

—No eres el centro del mundo, señorita Miller—paso a mi lado y vi que si casillero estaba justo al lado del mío, que estúpida soy ¿cómo no me había dado cuenta?

—O tienes un skate, siempre he querido montar—dije sin pensar

—No está bien husmear en las cosas de los demás, sabes.

—Yo no registre, tú abriste tu casillero al mundo y mis ojos llegaron a parar a tu skate, sencillo—dije—Adiós.

—Espera.

—¿Si?—lo miré esperando su respuesta

—Cuando quieras te puedo enseñar a montar—hablo en doble sentido y me sonrió coqueto—El skate—termino por decir.

Ojos EsmeraldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora