Family Scent(Ace x Reader)(Traducida)

Capítulo 32 - Mano a mano

Todo este palacio parecía no tener salida. Ya sea que girara a la izquierda o la derecha, de alguna manera siempre terminaba en el mismo lugar que antes. Era como si alguien estuviera jugando contigo, pero no necesitabas especular demasiado sobre quién era el culpable. Hasta que alguien derrote a Pica, o mejor aún, hasta que el mismo Pica se vaya por su propia voluntad, estaba atrapada.

No pudiste evitar murmurar maldición cuando dejaste de correr. Ya ni siquiera podías pensar correctamente. Los pensamientos y preocupaciones sobre Ace nublaban tu mente. La idea de perder a Ace una vez más sacudió tu alma. Tenías que llegar a él antes que los marines, porque conocías muy bien los resultados de estos últimos.

Pero de repente, el suelo bajo tus pies se estabilizó. Los pasillos volvieron a su forma original y las ventanas emergen una vez más. Pica partiendo por su propia voluntad solo podía significar que tenía otro asunto importante que atender. El primer pensamiento que vino a tu mente, como siempre, fue Ace.

Han pasado los años, pero él seguía siendo un idiota. No hay duda, saltaría directamente al peligro, sin dudarlo, incluso si sus heridas aún no estuvieran completamente curadas. Kou necesita a su padre, tanto como tú lo necesitabas. Estos últimos años sin él no fueron más que un infierno, no solo eso, sino que todavía tenía que tocar el tema de su hijo con él. Había tanto que tenías que decirle. Morir simplemente no era una opción, ni para él ni para ti. Kou necesita a sus dos padres, y prometiste reunir a toda la familia lo suficientemente pronto.

Pero cuando giraste a la derecha por los pasillos, chocaste con algo, o más bien con alguien. Dejas escapar un pequeño jadeo, pero el impacto es inevitable. Ambos caen al suelo, sin saber con qué se encontraron exactamente. Y abres los ojos, te encuentras cara a cara nada menos que con el propio Ace.

Ambos ojos se abren de par en par, pero antes de que Ace tenga tiempo de procesar todo, saltas a sus brazos y lo abrazas con fuerza. Como por instinto, sus brazos te envuelven y te mantienen igual de cerca. Incluso si se reunieron más temprano durante el día, se sintieron como siglos desde la última vez que se vieron. Habías olvidado cuán fuertes eran los retiros de estar lejos de este hombre. Tu barbilla descansaba sobre sus anchos hombros, mientras tus labios apenas tocaban la nuca de su cuello. Pero ese contacto fue suficiente para que escucharas los latidos de su corazón, algo que anelabas escuchar durante tanto tiempo.

Hace veinticuatro horas, pensabas que este hombre estaba muerto y, sin embargo, aquí estabas, en sus brazos, abrazados como si la vida dependiera de ello. La calidez de su abrazo no tenía nada que ver con sus poderes de fruta del diablo. Su cariño por ti te llegó sin necesidad de palabras. Solo la forma en que ustedes dos encajaban como una pieza de rompecabezas fue suficiente para que entendieran que ustedes dos no eran ajenos al sentimiento de desesperación y soledad, todos estos años sin el otro.

Sus fuertes brazos cruzaron tu espalda, como si estuviera hecha de seda. Tu mente se apagó por completo a medida que te inclinabas más hacia él. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que te sentiste tan seguro. No importaba que estuvieras en medio de un corredor, en el palacio de un criminal de renombre mundial. Un pequeño escalofrío recorrió tu columna al sentir que sus dedos subían y bajaban lentamente. Lo extrañabas tanto que cualquier momento con él ahora se sentía como un segundo. Querías más, no, necesitabas más.

Tan pronto como te envolviste en sus brazos, acercaste tus labios a los suyos. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que os besásteis y os abrazasteis así. Te apretaste contra él con todas tus fuerzas, y él hizo lo mismo. Ya no había necesidad de respirar, él era todo el oxígeno que necesitabas. Sus brazos bajaron lentamente hasta tus caderas. Los agarró mientras se enderezaba para agarrarte mejor.

En sus brazos, simplemente te habías olvidado de todo lo que sucedía fuera de tu pequeña burbuja. Ya no te importaba. Todo lo que querías era abrazarlo y decirle cuánto lo amas.