"- No deberías culparte, estas cosas pasan cuando hay una pelea.
- ¿No te gustaría parar de pelear? -pregunta Jiang Cheng fijando su mirada en Xichen.
- ¿Qué?
- Parar de pelear y convertirte en humano.
- ¿Humano? -pregunta Xichen desconcertado...
—¿Piensas que me he aferrado a esa falsa amabilidad? —pregunta Jiang Cheng con molestia.
MengYao, quien se encuentra harto de tanta platica molesta por parte de Jiang Cheng, interviene de una vez por todas.
—¡Cállate de una vez, estúpido! —le grita Meng Yao—. He callado durante un minuto y ya dices toda clase de tonterías. ¿Tienes algún derecho para hablar así acerca de mí? —el omega respira profundamente para lo que va a decir, ya que aceptara lo que por tanto tiempo su corazón se ha negado.
》Tú y Xichen se aman profundamente, entonces, ¿por qué siempre me miras como si fuera inferior? Acepte que Xichen no tiene lugar para mí y estoy haciendo todo en mis manos para poder salvarte y que puedas ser feliz con él, porque él merece ser feliz aún si no es conmigo. Te ama tan profundamente que nunca ha fijado sus ojos en otra persona que no seas tú, ¡así que ayúdame para salvarte!
Meng Yao respira profundamente luego de decir esto, su corazón duele, pero al final acepto que Xichen jamás le correspondería y, sorprendentemente, está bien con eso. El omega siente como el arco en su mano se vuelve liviano, causando que pueda levantarlo.
—Ahora puedes subir por ti mismo —le dice el guardián—. La sacerdotisa no puede matarte.
Meng Yao voltea a ver hacia arriba, notando que la figura de Jiang Cheng son solo un montón de telarañas.
—Chico esa era una ilusión que creó tu corazón.
La rama en la cual estaba agarrado toman su verdadera forma, transformándose en telarañas las cuales se desenredan de la muñeca de Meng Yao, y este cae mientras escucha las últimas palabras del guardián.
—Las telarañas que te tenían atrapado han sido desenredadas. Date prisa y salva a esa sacerdotisa.
Jun Wu siente como Meng Yao logró soltarse de la telaraña, lo que lo sorprende de ese muchacho.
—Maldita sea —sisea con enojo, sintiendo como las trampas que puso fueron infructiferas.
Xichen sigue corriendo por las escaleras intentando encontrar al omega cuando escucha algo desde el cielo y al voltear su vista ve que Meng Yao cae de los cielos, a lo que se apresura a tomarlo en brazos.
—¡Xichen! —Meng Yao se sorprende, sonriendo con alegría—. Lo conseguí, puedo salvar a Jiang Cheng.
Xichen sonríe y la esperanza comienza a calmar su corazón mientras baja a Meng Yao. De un momento a otro Meng Yao frunce el ceño mientras mira al frente.
—¿Uh? ¡Son las telarañas de Jun Wu!
Mientras los demás esperan con Jiang Cheng recostado en el piso, Jazmín comienza a gruñir hacia los cielos.
—¡Algo se acerca! —advierte Wei Wuxian a los demás, quienes se ponen en guardia.
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