Capítulo 4

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Cuando la oscuridad de las tinieblas se posó sobre el reino de Hades, Kim Taehyung regresó a la habitación donde aquel menor reposaba, luego de haber sufrido una crisis nerviosa por el hecho tan impactante que vivió. Y no, no era temor ni ningún otro sentimiento parecido, pues el pequeño ángel lucía tan inofensivo ante sus ojos, sin mostrar señales de amenaza de ningún tipo.

No obstante, algo dentro de sí le hacía ver lo extraño de la situación, pues aquella mirada llena de melancolía de Jeon Jungkook, permanecía en lo más profundo de sus pensamientos, sin poder evadirla por tan solo un segundo.

Esa tierna mirada del ángel había tocado una pequeña parte que yacía blanda en su duro corazón, haciéndolo flaquear por el impulso tan repentino de nobleza que surgía en sus adentros a raíz de eso. No era propio de un demonio el sentir piedad por algún otro ser, mucho menos por una especie de su misma clase, pero desde aquel encuentro con Jungkook, su cordura parecía inexistente.

¿Qué sucedía con él? ¿Dónde había quedado aquel Kim Taehyung lleno de odio y oscuros deseos?

Eran preguntas que internamente se cuestionaba, curioso ante ese cambio tan repentino en su actitud y entrando a la habitación, negó con la cabeza, dejando a un lado sus emociones para enfocarse en lo que realmente importaba, aunque éste fuera la causa de su misma intranquilidad.

Caminó a paso seguro, cerrando la puerta detrás de él con cierta fuerza, importándole poco el susto que le provocó al menor de dorados cabellos, quien se sobresaltó al notar su presencia.

Jungkook soltó un quejido en un intento torpe por incorporarse, pero nuevamente la presión de las cadenas le detuvieron, haciendo que éste no lograra su cometido.

—Tal parece que sigues ignorando mi recomendación. — habló el pelinegro, luciendo tan sereno como siempre. Jungkook lo miró sin entender. —Si continúas moviéndote de esa manera, terminarás lastimando tus muñecas.— aclaró, captando la atención del menor que frunció el ceño ante sus palabras.

—¿Q-quién eres tú? — inquirió, viéndolo con desdén. —¿Por qué me has traído aquí?

Taehyung sonrió para sí, luciendo tan despreocupado por las palabras que el ángel emitía y avanzando unos cuantos pasos, tomó asiento en el borde de la cama, donde logró tener una mejor vista del rostro del menor. Estaba pálido, goteando sudor al igual que todo su cuerpo.

Jungkook se tensó al sentir aquella extraña cercanía y sin poder evitarlo, volvió a removerse en su sitio con la esperanza de liberarse o al menos alejarse de aquel ser de mirada profunda que continuaba observándolo en silencio. Era tan intimidante que el sólo hecho de tenerlo cerca le causaba escalofríos, haciendo que sus latidos aumentarán frenéticamente.

—Deja de moverte. — espetó nuevamente, un tanto insistente. —Ya te dije que si continúas así...

—¡No me importa! — le interrumpió Jungkook, en un fuerte gruñido que hizo enfurecer a Taehyung, nadie le había levantado la voz jamás y ese simple hecho le hizo apretar la mandíbula, cambiando su semblante totalmente sereno, por una expresión mucho más fría y siniestra.

—¿Qué dijiste? — alzó una ceja, viéndolo incrédulo.

—Yo... — susurró el menor, sintiendo la mano del demonio sobre su cuello, donde éste hizo presión casi quitándole el aliento.

Jungkook empezó a patalear, moviendo todo su cuerpo en busca de liberarse de aquel agarre, sus ojos llenándose de lágrimas mientras el dolor empezaba a consumirlo por dentro. Era inútil y la presión en cada una de sus extremedidades lo estaban volviendo loco.

Quería gritar y salir de ese lugar, pero ni siquiera tenía idea de dónde estaba.

—No eres más que un maldito mocoso, ¿Lo entiendes? — espetó el pelinegro, apretando una vez más el cuello del menor. —Dime que lo entiendes.

Angel or Devil | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora