Capítulo 10

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Para Jeon Jungkook las cosas siempre habían resultado simples, viviendo en medio de la plenitud existente que poseía el reino de la divinidad. Gozando del aura de paz y armonía, que caracterizaba aquel rincón de celestes y blancos colores, siendo bañado por la cálida luz de los rayos de sol, que hacían de éste lugar, el paraíso prometido que todo ser humano anhelaba encontrar al final de su caótica vida.

Un lugar sin dolor, ni ninguna pena que le acechara en lo absoluto. Tan solo la paz eterna rodeando el infinito aura.

No obstante, aquel sitio que solía ser su hogar simplemente ya no estaba. No ahí, no en ese sitio de oscuras tonalidades y temperatura fría, que le hacía temblar como un niño pequeño varado en la penumbra y la zozobra.

El reino de Hades no era más que un lugar tan temeroso sin una pizca de luz y dulzura, siendo rodeado de extrañas criaturas llenas de arrogancia y maldad, tan tétricas y solitarias para su gusto.

Era horrible, sin dudarlo, pues desde que Jungkook fue arrastrado a ese oscuro lugar,  no había encontrado ni una mínima razón como para retractarse de eso y el tener que soportar la vigilancia intensiva de aquel demonio de enigmática mirada, hacía de su estadía un total calvario lleno de desesperación y agonía.

Jungkook sentía que estaba perdiendo la razón, tanto, que incluso se culpaba así mismo por su mal estado, pues, ¿A quién más podría juzgarle? Todo ese sufrimiento y la pesadez que no cesaba de su cuerpo, no fue más que el resultado de sus actos. Una consecuencia inevitable de su tan imprudente destino, como una maldición siguiéndole los pasos, sin tener la mínima esperanza de escapar de ella.

Largos y silenciosos eran los días que pasaban a su alrededor, observando nada más que las cuatro paredes a medio pintar de aquella solitaria habitación, en la que permaneció postrado desde el primer día en que llegó. Jungkook no tenía idea de cuánto tiempo llevaba en el inframundo, pues luego de aquel baño lleno de mucha tensión e incomodidad, el demonio llamado Kim Taehyung jamás volvió a soltarlo de su prisión.

Aquel ángel continuaba encerrado, aferrado a la presión de las gruesas cadenas que le apretujaban cada vez más, inmovilizándolo por completo, luciendo tan pequeño y temeroso como un ave enjaulado. Observando nada más que la libertad perdida del entorno, a través de sus brillantes ojos.

Siendo el espectador de su propio castigo.

Ser un prisionero era terrible y su cuerpo débil y pálido, eran la prueba viviente de lo exasperante que podía llegar a ser. El cansancio y el hambre lo estaban consumiendo por dentro, tanto, que a duras penas podía incorporarse de aquel lecho frío y lleno de plumas oscuras. Aquella cama no era tan cómoda como la nube de su habitación, sin embargo, era mucho mejor que dormir en el suelo lleno de polvo y humedad.

En ciertas ocasiones, tuvo que soportar el sereno de la noche, permaneciendo en el suelo como un miserable, pues durante ese tiempo Jeon Jungkook había buscado hasta la mínima estrategia para liberarse de aquel calvario. No obstante, todos sus intentos por escapar habían resultado inútiles y cada que parecía conseguirlo, sus planes eran obstruidos por los dos demonios que le vigilaban día tras noche.

Park Jimin y Min Yoongi no bajaban la guardia en ningún momento. Aquellos demonios eran fuertes y robustos, unos dementes de primera, claro estaba, pero con una capacidad increíble para leer cada mínimo pensamiento que relucía de su mente inocente.

Jungkook no tenía idea de cómo aquellos seres de tétrico aspecto tenían una capacidad así de increíble. Era extraño e inexplicable, y por más que trataba de distraerlos y escapar de su prisión, Jimin y Yoongi lograban capturarlo tal como siempre lo hacían, usando la fuerza y la astucia que sus cuerpos sobrenaturales poseían.

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⏰ Última actualización: Mar 28 ⏰

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Angel or Devil | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora