2. Problemillas de medianoche

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-¿Puedes cogerlo en brazos? -me miró entre unos mechones de pelo que le caían por la frente, susurrando para no despertar a Seung. Asentí rápidamente y me acerqué.

Me lo acercó y abracé el cuerpecito con ropa blanca y mantitas. Fue muy agradable coger en brazos a Seung, y me pregunté si sabría distinguirme del pecho de su padre.

Jungkook cargó el carrito plegado y su bolso de trabajo. Se veía caro.

-Subimos a casa, te enseño todos los cuidados de Seungie y dejamos el contrato arreglado.

-Perfecto, Señor Jeon.

No dijo nada pero hizo una mueca con el nombre formal.

El apartamento, era tres veces el tamaño de toda mi casa. Muy elegante, en tonos caoba y azules, muy varonil.

No quise soltar a Seung mientras me hacía el tour por la casa, por la terraza con jacuzzi, por la cocina moderna y sobria, por la sala de juegos de Seung, por la habitación con enorme cama donde dormía el señor de la casa.

¿Qué haría en esa cama tan innecesariamente grande? ¿Orgías?

Creo que vio mi cara de espanto de reojo, porque sonrió fanfarrón.

Me invitó a entrar en su despacho, y dejé a Seung en su cuna blanca impoluta y de diseñador.

-¿Cuándo acabas tus clases? Necesito saber tus horarios para compaginarlo con el cuidado a Seung -se asomó a una ventana que daba a los rascacielos y río Han. Ya se había quitado la americana e iba más cómodo por su casa.

-Solo tengo clases dos tardes a la semana, el resto, soy toda suya -respondí formal.

-Perfecto. Por las mañanas tengo que controlar la empresa y no puedo estar con Seungie -tecleó rápidamente, y a los dos minutos salió el contrato en la impresora-. ¿3.000.000 wones al mes te va bien?

Tosí al oír la cantidad, y eso pareció gustarle.

-Está perfecto, Jungkook -hice una reverencia de sincero agradecimiento-. Muchas gracias por la oportunidad.

Ambos firmamos el contrato y todo fue genial durante dos semanas.

Seungie se acostumbró a mí, y a veces me quedaba dormida con él en el pecho en el sofá, como si fuera su madre.

Era un niño precioso, y le cogí tanto cariño que le cuidé como si fuera mío. Jungkook llegaba tarde de trabajar, pero a veces tenía el gesto de hacer cena para los dos, cuando Seung ya estaba profundamente dormido.

Jungkook siempre me conducía a casa en su espectacular coche, era educado y a veces un poco ambiguo. Veía cómo me miraba cuando estaba en tirantes tumbada con Seungie, los gestos corteses que tenía conmigo. Pensé que tal vez había surgido alguna chispa entre nosotros, aunque él tuviera 32 y yo 20.

Pero debieron ser eso, pensamientos y divagaciones mías.

Porque esa cama tan grande que tenía, descubrí para qué era.

Entró una noche torpe de llaves en su casa, no con una, sino con dos mujeres esbeltas y tan bellas que serían modelos. Seungie me babeaba el pecho femenino que tanto había echado en falta, arropado y dormido con mi calor en el sofá.

Se reían coquetas en sus brazos, y él les rodeaba las cinturas bien borracho, dejándose llevar.

No reaccioné ni dije nada, simplemente me consolé abrazando el cuerpecito de Seungie.

Les saludé con un movimiento de mentón cuando repararon en mí. Jungkook abrió la boca como si quisiera decir algo, tal vez con culpabilidad, pero las chicas se lo llevaron a su habitación.

Bebé a la vista ; jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora