El Demonio de Konoha

- Fragmentos del Pasado -

- 7 años antes -

No estaba lo suficientemente limpio. ¡Tenía que asegurarse de que estuviera impecable! Aunque no podía, ¡era imposible! Por mucho que frotara, el fregadero estaba permanentemente manchado. No estaba mal, el fregadero estaba limpio y nadie en su sano juicio dudaría en usarlo.

Sin embargo, no fue lo suficientemente bueno para la Señora Izuka.

Un pequeño pelirosado sintió que las lágrimas se iban a desbordar de sus ojos. ¡No tenía tiempo para llorar, tenía que limpiar este fregadero!

??? - ¡KENJI! - Esa era la Señora Izuka.

Kenji comenzó a fregar como si su vida dependiera de ello. Frotó y fregó y incluso trató de raspar. ¡¿Por qué esas tres manchas no desaparecerían?!

La puerta del baño se abrió de golpe cuando una mujer larguirucha de unos treinta años con un cabello color oscuro miró a Kane.

Izuka - ¿Ya terminaste de limpiar el baño? Es hora de dormir. -

Kenji- ¡N . n ... no puedo hacer que estas ma . man ... manchas sss ... salgan! - tartamudeó.

Siempre tartamudeaba cuando tenía miedo y siempre estaba asustado cada vez que hablaba con la señora Izuka.

La mujer se acercó y miró dentro del fregadero, y un ceño fruncido se apoderó de sus rasgos.

Izuka - Vete a la cama, Niño idiota -

Izuka lastimaba al Pelirosa. No físicamente, oh no. La Señora Izuka nunca puso una mano sobre Kenji. Recibió el mismo trato que todos los demás, al menos físicamente, con la excepción de la dureza con la que calificaba sus esfuerzos en sus tareas. Kenji siempre recibía la misma cantidad de comida que todos los demás, las mismas tareas que todos los demás, la misma cama, la misma ropa, lo mismo en todo. Por eso, estaba agradecido pero ella era cruel con él en otros aspectos.

Kenji - ¿Qué pasó con mi mamá y mi papá? -

Le pregunto una vez el en un principio no quería, pero tenía que saber, y no tenía a nadie más a quien preguntar.

Izuka - ¿Tus padres? ... Murieron en el ataque del Kyuubi hace casi cinco años, al igual que tantos otros; al menos, eso es lo que me dijo el Jounin que te dejó aquí -

Kenji  no puedo soportar aquella revelación y quiso llorar.

Izuka - Oh, cállate, niño. No hay razón para llorar por eso - espetó con molestia al que confundió al pelirosa

Kenji - ¿N-no? -

Izuka - No. Incluso si tus padres hubieran sobrevivido, te habrían arrojado aquí de todos modos. -

Kenji - ¿Q ... qué? ¿P ... por qué? -

Izuka - ¡¿Por qué?! ¡Porque no te habrían querido, por eso! No eres más que un pequeño monstruo. Ahora deja de molestarme y vete a jugar -

Kenji salió corriendo, lágrimas y sollozos resonando a su paso.

Tiempo después había llegado el día de adopción Kenji miró impasible a la pareja parada en la entrada. La mayoría de los otros niños se aglomeraban a su alrededor, con la excepción de unos pocos. Hoy era el día de adopción y estaban aquí para elegir un niño que llevarían a casa con ellos.

Se preguntó cuándo notarían su presencia.

Observó cómo interactuaban con varios niños diferentes. Parecían buenas personas. El hombre era claramente un ninja, pero el pequeño pelirosa no podía decir de que rango era. Todavía no entendía cómo diferenciar a un Chunin de un Jounin.