6. Cupidos y malentendidos

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~Ally~

Luego de mi reciente descubrimiento sobre el amor no tan unidireccional de Trish, la dosis de normalidad en mi ser tomó control absoluto de mi cuerpo, porque me pasé todo mi tiempo libre pensando en cómo hacer para que Trish y Dez se dignaran a, mínimo, comenzar a hablarse.

No intentaba arrojar a mi nueva amiga a la zona de amigos del chico que le gusta, pero creí que una charla casual entre ellos, sin mí ni el odioso amigo de Dez de por medio, era un buen comienzo.

Por ahora no tenía planeado decirle nada a Trish sobre mis sospechas, aún existía una mínima, casi inexistente posibilidad de que Dez no sintiera nada por ella, y no pensaba albergarle esperanzas antes de tiempo. Además, tenía el leve presentimiento de que si le decía a Trish alguna especie de plan esta se pondría demasiado nerviosa.

Era mejor arrojarla a los leones sin advertencia.

¡No me odien! ¡Al menos esta vez era la mejor opción!

Se sentiría nerviosa, sí, pero al menos lo que pasara luego sería pura autenticidad. 100% Trish. No algún dialogo elaborado que de seguro llevaría preparado la ocasión.

Tampoco quiero crear una relación a la fuerza. Si las cosas se dan, genial. Si no, era mi deber de amiga sacar a Trish de esa ilusión.

Pero en fin, por primera vez en mucho tiempo me estaba comportando como una chica normal, tanto que hasta Josh lo notó cuando tomábamos desayuno.

—Te noto demasiado feliz —me dice Josh desde un extremo de la mesa—. Ya dime ¿A quién golpeaste? ¿Tenemos que pagar un abogado?

—¿Ya? —dice el tío Mell—. ¿Tan pronto? Y yo que pensaba pasar sin incidentes por lo menos 3 meses.

—Paga —dice Josh—. Perdiste la apuesta. Te dije que no alcanzaba los tres meses sin incidentes legales.

—Y yo como iba a saberlo —refunfuña tío Mell pasándole un par de billetes a Josh.

—¡No le pagues nada! —digo—. No me he metido en nada ilegal.

—Chúpate esa, la apuesta sigue en pie —dice Mell guardándose el dinero.

Bueno, al menos nada ilegal en lo que me hayan pillado.

Estoy segura de que arruinar un auto ajeno podría considerarse "destrucción de la propiedad privada" y por ende ilegal. Pero bueno, dejando ese pequeño incidente de lado, he sido una ciudadana ejemplar.

Josh me mira alzando una ceja, como diciéndome vil mentirosa. Yo me hago la desentendida y continúo comiendo mi pan.

Por supuesto él sabe sobre la linda remodelación que le hice al auto del chico rubio, pero ya que no hay pruebas tangibles, sigo siendo un angelito.

Ignorando ahora el hecho de que hicieron una apuesta sobre cuanto tiempo bastaría para que yo necesitase un abogado, les informo el porqué de mi estado de felicidad.

No mentiré, me emociona bastante el hecho de que el amor de Trish tuviera posibilidades. Era una gran chica que sin duda se merecía esa felicidad.

—Hoy seré cupido —les dije sonriendo—. Mi nueva amiga Trish es platónica de su platónico.

—¿Qué el plato de Trish tiene que? —dice Mell confundido.

—¡Que el chico que le gusta también gusta de ella! —le explico—. Y seré una celestina de las sombras. Hoy los haré hablar.

Ellos están en GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora