Años

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🌿🦊🌿

Solía tener sueños extraños, aquellos dónde la sensación de que algo estaba mal le despertaban en medio de la noche con una agitada respiración y con el sudor empapando sus ropas. Miraba con desespero la recamara a oscuras y en ocasiones solía gritar por sus papás...antes el nombre de otra persona se atravesaba en sus labios, pero su madre le decía que jamás tenía que pronunciarlo y que si era posible, lo mejor era olvidarlo.

Por supuesto que funcionó, ahora cada vez que abría los ojos por uno de esos sueños, lo primero que hacía era quitarse las sábanas de encima, caminar hasta su balcón y abrir la puerta corrediza de cristal para dejar al aire entrar. Sentir la brisa golpear su cuerpo sudado era una de las mejores sensaciones que podía tener, amaba sentirse fresco y al mismo tiempo en paz.

-¿Otra vez tuviste otro sueño, amor?-la voz de su madre le hizo dar un brinco en su lugar. Se giró observando que tenía aún la pijama puesta, sus pantuflas de peluche y el cabello desordenado, pero aún así, en su rostro mostraba la preocupación que tenía por él.

-Si mamá, últimamente no han parado, suelo ver la silueta de una persona...de un joven de mi edad mejor dicho, me abraza y en ocasiones me besa en mis meji...-.
-¡Basta Naruto!-exclamó la pelirroja-¡Lo mejor será llevarte a un psicólogo para evitar todo tipo de recuerdos!...-se quedó en silencio mirándole fijamente casi con arrepentimiento por lo que había dicho, por lo cual quiso protestar pero su madre dió media vuelta saliendo de su habitación sin mirar atrás.

¿Recuerdos? ¿Había dicho recuerdos? Aquello fue algo que no esperaba, tenía en cuenta que su pasado fue bastante extraño, no tenía en su mente la mayor parte de su infancia, toda su vida se basó de casa en casa por las mudanzas constantes de sus padres, no tuvo casi amigos porque si conseguía algunos finalmente tendría que irse de la ciudad y volver a empezar así que no se molestó por ello, sin embargo, desde hace unos 5 años que pararon de eso.

Ahora, a sus 18 años recién cumplidos, para él su vida ya estaba hecha, la preparatoria ya casi concluida y pronto ingresaria a la universidad con sus mejores amigos. Lo cual le daba mucha más intriga pues seguía sintiendo que algo le faltaba...algo muy profundo en su pecho le oprimía el corazón diciéndole: "No olvides."

Pero se forzaba a si mismo a ignorar todo tipo de sentimiento extraño. No quería alterar más de lo debido a su madre.

Ya no.

Viendo el reloj, marcaba las 6:43 am, hora exacta para arreglarse y marcharse a la escuela. Todo era mejor que seguir en su casa e intentar volverse a dormir, de cualquier forma no funcionaría.

...

-¿Que te paso? Tienes unas ojeras enormes...-murmuró Gaara mirando a su amigo rubio.
-No dormí lo suficiente-expresó lo obvio-Es solo que recientemente me siento más nervioso, algo fuera de lo normal en mi, sabes que soy de las personas con mucho carisma y despreocupado pero por ahora estoy apagado, incluso mi padre lo ha notado y eso...es de preocupar.
-Creo que deberías de hablar bien la situación con tu familia, a veces es mejor saber que hay detrás y tus pesadillas no son comunes-en ese momento, el profesor ingresó al salón provocando que todos guardarán silencio.

-No son pesadillas...-susurró el rubio, más para él mismo que para Gaara.

A estas alturas ya no sabía ni que pensar, le daban soluciones pero al mismo tiempo problemas. ¿Que era lo que debía de hacer? Tampoco deseaba ir con un psicólogo, no tenía problemas en esos aspectos y solo era su madre la que se alteraba por cualquier mínima cosa que hacía.

Quizá ella sabía algo y lo estaba protegiendo...pero de una forma obsesiva. Lo mejor era actuar, averiguar que cosas sucedieron en el pasado para que sus padres tuvieran que escapar, porque sí, ahora el hecho de las mudanzas le parecía bastante sospechoso.

🥀🐍🥀

-¿Y bien? ¿No estás feliz por tu ingreso a los aires frescos de la libertad? Quiero decir, no sólo estás dejando la prisión atrás, sino que también irás en busca de tu "cachorro" del que no paraste de hablar por todo este tiempo-un hombre alto de gruesa complexión miraba atento al azabache que no se inmutaba con su presencia pues este sólo se mantenía con los ojos cerrados y la espalda recargada en las rejas que daban una "buena vista" hacia la cancha de basquetbol con hombres gordos y sudorosos-¿"Verdugo"?-volvió a preguntar.

-No 'Oso', si te dijera que quiero volver a ser libre te estaría mintiendo, todos los que están aquí dentro entran con el único deseo de querer volver a salir, no tienen un plan de vida y solo piensan en no regresar a esta pocilga, pero...-hasta ese entonces abrió sus ojos mostrando unos negros obsidiana-...me puse a pensar en lo que de verdad quiero, anhelo y añoro. El tenerlo a mi lado significa que tendré que hacer cosas de las cuales me voy a arrepentir en un futuro pero que estoy seguro que valdrán cada maldita gota de sangre que se derrame, todo el empeño que haré tendrá sus frutos, sin embargo sé, que si mi 'Naruto' se entera de lo que haré para tenerlo junto a mi, me odiará y no quiero tener que obligarlo a qué este conmigo, no deseo ponerle una brecha entre: "Te quedas por las buenas o por las malas"...porque si le doy a escoger, será por las malas.

El sonido de la chicharra anunció el ingreso a las habitaciones, Sasuke sonrió con gozo pues era la última noche que pasaría en su 'recamara' la cual ocupó por al menos 10 años. Pronto sería libre y no perdería más tiempo, era hora de ponerse en contacto con su pequeño rubio, las conexiones que hizo dentro de la cárcel le ayudaban desde fuera, los negocios en los que trabajó ya generaban una bastante cantidad de dinero ¿Y como no? Si los tuvo que levantar desde las moronas.

El antiguo dueño no era más que un imbécil con aires de grandeza el cual lo golpeó en cuanto llegó al lugar. Por supuesto que no pudo hacer nada, un joven de 18 años acorralado contra tres enormes bastardos aprovechados. Lo molestaban por su "piel porcelana" mientras gritaban: "Al fin nos trajeron a una puta."

'Gran oso' fue quien lo protegió más de una vez porque de no ser así, hubiese pasado a peores. Él mayor lo protegió pero a la vez le enseñó a defenderse, lo ejercitó hasta que sus músculos crecieron y en cuanto se volvió más alto lo llevó a la zona donde peleaban clandestinamente. Claro que en sus primeras peleas quedaba destrozado, los hombres que ya tenían experiencia lo dejaban hasta sin poder ver por lo hinchados que quedaban sus ojos.

Poco a poco fue agarrando práctica hasta que ninguno fue capaz de vencerlo. Fue ahí cuando buscó al hombre que lo acorraló, aquel bastardo había envejecido al contrario de él que ahora era más fuerte. Incluso los otros hombres que solían estar tras el viejo como perros no tuvieron opción más que protegerlo, al final, el hombre al ver que no podían contra su fuerza, le suplicó que lo dejara vivir y a cambio tendría protección fuera y dentro de la cárcel.

No aceptó el trato.

El viejo al segundo día murió de "causas naturales" junto con una carta escrita dónde especificaba que 'Sasuke Uchiha' heredaba todos los bienes que tenía dentro y fuera del lugar.

Él ya no buscaba protección pues todo eso lo tenía de 'Gran oso', las conexiones, los aliados y el dinero era algo que habían conseguido con trabajo duro. Les había costado muchísimo pues dentro de la cárcel no se podía hacer gran cosa...más que esforzarse el triple.

Lo único que le quedaba ahora, era esperar al día siguiente y salir de la maldita casa de rejas, una vez que sus pies toquen el pasto de la libertad se pondría en marcha. Aún tenía tiempo y haría que el reencuentro con Naruto fuera de lo más 'comun'.

Era hora de alejar a su cachorro de las garras de Minato, Kushina e Itachi para siempre.

✨🍒✨

¡Hola!

He estado bastante ocupada, por eso demoré un poco, pero ahí estaaa.

Intentaré poco a poco hacerlos más largos e igual, iré contando como fue la vida de ambos durante el tiempo que no se vieron.

Eso es todo, nos vemos en el próximo capítulo. Byeee🌿

-Jasumin-

Mi Sobrino (Sasunaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora