Mi Sobrino (Sasunaru)

Ayuda.

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¿Por qué la gente pensaba que tener altibajos era igual a debilidad? Era normal pasar por momentos de crisis, estrés o ansiedad. Si eso no fuese parte de la vida cotidiana significaría que no estás viviendo o no eres un humano común y corriente, el tener que recurrir a otros para tener estabilidad también era necesario y en este caso... él lo necesitaba con urgencia.

-¿Eso es todo lo que haz soñado?-escuchó de fondo.
-Así es Srta. Temari...no le encuentro significado pero siempre resulta ser la misma persona que está delante de mi, no puedo ver su rostro pero escucho la voz cálida con la que me habla e incluso, si me enfoco en mis sueños, puedo sentir la suavidad de sus manos sobre mi rostro...-cerrando sus ojos azules, llevó ambas manos a sus costados simulando un abrazo. Aspiró con fuerza siguiendo el recuerdo de su ensoñación y cuando el sonido de la alarma sonó con dureza abrió sus ojos volviendo a la realidad.

La psicóloga le observaba de manera neutra, pero en cuanto sus miradas chocaron, ella no dudó ni siquiera un segundo en comenzar a anotar algo en su "agenda". Se quedó en un silencio mortal dónde su doctora escribía un sin fin de cosas, él solo pudo desviar su atención al enorme ventanal que daba una vista hermosa a la ciudad.

Era fin de semana por lo que los parques estarían llenos, las plazas inundadas de gente y por supuesto, familias gozando del amor que se tenían. ¿Hace cuánto tiempo que no tenía una reunión familiar? ¿En qué momento perdió el cariño de sus padres? No entendía si se debía a qué ya era mayor de edad o es que era algo normal que los padres perdieran el interés en sus hijos en un determinado tiempo.

Solo quedaba tener en su mente las memorias hermosas que pasó a lado de ellos y proteger con amor cualquier cosa bella que le dieron...pero aún así, el vacío en su pecho era cada vez más grande, tanto que le sofocaba.

-Bien Naruto...-dijo la psicóloga poniéndose de pie-...tendrás que venir la próxima semana, mismo horario por favor, estás sesiones serán completamente secretas y confidenciales, así que no te preocupes de compartir como te sientes ¿Okay? Es bueno que hayas venido.

Asintió con confusión a lo que decía y de igual forma se puso de pie, tomó su suéter que había dejado sobre el sofá al llegar y camino hasta la puerta de cristal-Nos vemos Srta. Temari-susurró saliendo del lugar. Arrastró sus pies todo el pasillo del edificio hasta salir por completo a las afueras de la ciudad. La suave brisa le refrescó el rostro y por inercia se colocó su suéter, no quería tener un resfriado ahora que la época de exámenes estaba en su mero apogeo.

-¿Ya terminaste?-murmuró Gaara a sus espaldas quien le había acompañado y encima esperado durante toda la sesión.
-Si, vámonos a mi casa, te prepararé algo de comer por haberme traído-mencionó el rubio subiéndose al auto de su amigo.

El pelirrojo con una sonrisa lo siguió, pero antes de poder llegar a la puerta del copiloto impactó contra el cuerpo de un hombre fornido y alto-Lo lamento señor-murmuró fijándose que eran dos hombres con la misma vestimenta...con el que había chocado lo miro sin expresión contrario al otro que no dejaba de sonreír, ambos con una piel tan blanca como la leche pero con un aspecto bastante dudoso.

-No te preocupes-dijo el del semblante serio mientras caminaba al interior del edificio.
-Tienes suerte que mi jefe este de buenas..."el león acaba de salir de su jaula"-vociferó el otro con un deje de burla. Ante eso Gaara solo torció la boca con disgusto y rodó los ojos.
-Entiendo, ahora déjeme pasar por favor-ignorando cualquier comentario extraño, el mapache sin cejas rodeó al hombre y por fin ingresó a su auto.

-¿Por qué demoraste tanto?-preguntó el rubio quien comenzaba a dormitar.
-Por nada, solo fue...-quedándose en silencio siguió con su mirada a los dos hombres quienes dialogaban de una manera bastante seria-...no fue nada, perdón, vayamos a casa-e intentando olvidar la situación extraña, el pelirrojo encendió el auto marchandose del lugar.