Mi Sobrino (Sasunaru)

¿Hermano?

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Las letras en su pantalla, el sonido del reloj, su respiración lenta y pausada e incluso, el ruido bajo de los autos pasar por la avenida era algo que le provocaba estrés. ¿Siempre era así la vida en el exterior? Simplemente le parecía tan monótono y aburrido. En la cárcel se preocupaba por sobrevivir, cada noche sus sentidos tenían que estar alerta en caso de que alguien quisiera pasarse de listo, en las mañanas debía ser el primero en llegar a las regaderas para no sufrir la acumulación de hombres, en las comidas tenía que elegir muy bien sus alimentos para verificar que nadie le haya echado algo fuera de lo normal.

Todo era bastante extraño estando una oficina donde su café ya servido perfumaba toda la habitación. Su asistente cada que tenía la oportunidad le preguntaba si todo estaba en orden, la comida rápida y caliente le llegaba en tiempo mientras que él solo postraba su trasero en una enorme silla de cuero extra acolchonada.

-Es muy aburrido-susurró para si mismo, pero fueron palabras que captaron la atención del guardia menor.
-¿No le gusta su nueva vida, señor?-preguntó sin levantar la vista.
-Sólo debo acostumbrarme, luché ahí dentro por tantas cosas que ahora que lo tengo todo siento que no hay nada-Sai giró su cabeza para mirarlo justo en el momento en que la impresora inicio su ciclo expulsando varias hojas.
-Lo que pasa es que usted aún no tiene todo lo que anhela, tiene lo deseó en un pasado, pero...-se levantó de su asiento y caminó hasta la máquina para sujetar los papeles-...Usted aún no lo tiene a él-dejó caer una de las primeras hojas y en ella se mostraba el rostro sonriente del rubio.

Los ojos azules, las hebras color oro, sus tres marquitas en cada mejilla y el paisaje otoñal hacían ver la imagen encantadora. Se podía ver lo feliz que era Naruto, pero muy en el fondo sabía que ese niño no estaría completo sin él.

Su dedo índice se paseó por el "rostro" de Naruto, enmarcó su bella sonrisa y por un momento anheló estar plasmado junto a él en esa fotografía. Se imaginó que lo abrazaba por la espalda y él era el responsable de causar esa hermosa sonrisa...quería tenerlo, lo iba a poseer por completo hasta el punto en que ambos quedarían enfermos de amor.

-Señor...me comentó que debía buscar a Itachi Uchiha ¿Cierto?-murmuró Sai a lo que el mayor asintió sin dejar de ver la fotografía-Bueno, no es necesario buscarlo, el personalmente ha venido a la empresa, me comenta la recepcionista que quiere verlo.

Con una sonrisa en su rostro, Sasuke alzó la mirada en dirección a la puerta. A veces no era necesario buscar a los ratones, ellos solos saldrían para buscar comida...lo que no saben, es que en cada maldita esquina habría una trampa que les rompería el cuello sin provocar dolor, sin embargo, él no sería tan bondadoso.

-Haganlo pasar-mencionó mientras guardaba los archivos de toda su "familia" en su cajón.

...

No tardó demasiado en subir, parecía que el hijo de puta de su hermano estaba desesperado por verlo, pues en cuanto se dispuso a recibirlo, el mayor de los Uchiha entró dando un azotón a la puerta.

-¡Hermano!-exclamó acercándose a él con rapidez.
-"¿Hermano?"-vociferó Sasuke entre risas, al mismo tiempo Itachi detuvo su caminar-Nosotros no somos familia-escupió con odio-Quizá compartimos sangre, pero eso no tiene importancia una vez que se rompe un vínculo, no tienes relevancia en mi vida ni ahora, ni nunca.
-Sasuke, espera...-murmuró el mayor.
-No importa, me encanta que hayas venido porque por lo mismo que en el pasado te tuve un gran aprecio, no te apuñalaré por la espalda, será mi agradecimiento por haberme cuidado unos años...-caminó de vuelta hasta su silla y al momento de sentarse borró su sonrisa hipócrita-...Te advierto, voy a acabar contigo, con Minato y con Kushina, haré que los tres arrodillados frente a mí me laman la suela de mi zapato suplicando por misericordia y por un perdón que no les voy a otorgar, voy a hacer que se arrepientan por cada maldito día que pasé en la cárcel, por cada lamento que hice ahí dentro y por el hecho de que me apartaron de lo más preciado que tenía en ese momento, cada uno de ustedes va a derramar lágrimas de sangre deseando y anhelando su muerte, cosa que no les voy a dar hasta que yo quedé satisfecho con su miseria.