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– ¿Qué es eso? –le pregunté al señor Kang, quien sostenía una gran aguja de metal, la cual no me dejaba ver su contenido.

– Es tu medicina, preciosa, ¿recuerdas? Estás enferma –habló el hombre mayor, con una sonrisa comprensiva en el rostro.

Apreté mis manos fuertemente sobre mi regazo, dejando una gran marca de mis uñas sobre las palmas.

Y-Ya no quiero recibir la medicina, señor Kang –susurré, decaída, mientras observaba la aguja con inseguridad.

– Si no te la aplico, estarás enferma toda la vida, ¿quieres seguir enferma? –negué con mi cabeza, temblando levemente– ¿Acaso ya no confías en mí?

<<No, ya no.>> pensé.

Apreté mis labios con fuerza, el señor Kang parecía triste con mi silencio.

– Preciosa, ¿ya no confías en mí?


🖤
▪︎

Desperté con dolor de cabeza y una leve presión en el pecho.

Apreté mis dientes con enojo al rememorar aquel sueño. ¿Cómo se atrevía mi mente a traicionarme de esta forma al soñar con aquel hombre? Había evitado cualquier pensamiento acerca de él en los últimos días, pero no era nada fácil. Aquel hombre hacía que me fuese imposible olvidarlo. Cuando desapareció de la nada fui feliz, por un instante realmente pensé que me desharía de su presencia de una buena vez, pero ahora estaba aquí por su culpa, rememorando a cada instante todo lo que me hizo porque según era información importante para ellos.

No sabía cuánto tiempo más podría soportar esto.

Me estaba enloqueciendo. El que me revisara cada día un médico y me hiciera preguntas incómodas me estaba enloqueciendo. El que me sacaran pruebas de sangre tan seguido me estaba enloqueciendo. El no poder salir de aquella habitación me estaba enloqueciendo. El no tener nada con qué distraerme, más que la ventana y mis pensamientos, me estaba enloqueciendo. La penetrante mirada diaria del señor Jeon me estaba enloqueciendo.

A penas había pasado poco más de una semana y lo único que realmente me alegraba, a parte de mis breves charlas con Jisoo, era el volver a tener la noción del tiempo, obviando también que me hubiese feliz el hecho de que nadie me había tocado ni golpeado en lo que llevaba en esta habitación (a excepción de aquella vez en la que el señor Jeon se molestó conmigo). Aquél era un nuevo récord, desde que tengo memoria.

Le había pedido varias veces a Jisoo que me dejase salir siquiera un instante para encontrar algo con lo que distraerme, pero se negó rotundamente. Le pregunté si podía llevarme aunque sea un par de libros para leer si me aburría, pero ella no tenía acceso a la biblioteca de la casa.

Aquello afectó una fibra sensible en mí de sobremanera. Llevaba tiempo sin tener un libro en mis manos, aquellos que fueron mis únicos amigos en primaria y los primeros años de secundaria, antes de dejar la escuela. Siempre fui una persona de pocos amigos, me costaba socializar y la mayoría de personas me encontraban aburrida, por lo que la biblioteca de la escuela fue mi único refugio antes de huir de casa. Después de ello no tuve oportunidad de volver a leer uno.

𝐋𝐎𝐕𝐄 | 𝐑𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora