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Nunca había sentido algo como el amor en toda mi vida.

Resulta evidente que, con la vida que he llevado a lo largo de estos años, algo como el afecto no era común en mi diario vivir. Sin embargo, siempre había deseado algo como ello, en los libros que alcancé a leer en la escuela y los que he estado leyendo últimamente en la mansión del señor Jeon hablaban sobre una felicidad indescriptible, una sensación de satisfacción sin igual, la calidez de un hogar y el deseo creciente en el vientre bajo. Aquellas sensaciones sonaban como un sueño para mí, pero gracias al señor Jeon podía decir que me sentía casi de la misma manera en la que lo describen. Y digo casi porque mientras Nain siga en la vida de él, no podré sentir que su amor es enteramente mío.

Pero no me molestaba el hecho de que aún no cortara lazos con ella del todo para lanzarse a mis brazos, más bien era una sensación angustiosa, triste y desolada que me llenaba de inseguridad. No quería despedirme tan pronto de las nuevas sensaciones que había empezado a cosechar, es por ello que preferí no insistir ni buscar afecto por mi cuenta ya que hace dos días, mientras arreglaba el salón, le regalé una de mis mejores sonrisas, pues iba entrando con aquel chico que me había ayudado en la biblioteca, pero la única respuesta que obtuve fue un claro gesto de que no era el momento para demostrar cariño alguno.

Tengo miedo de que el señor Jeon deje de quererme, que decida finalmente quedarse con Nain. Tengo miedo de tener que despedirme de mis sentimientos.

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Tengo mucho miedo.

.

Intenté también buscarlo cuando estaba solo, pero se veía bastante agobiado y cansado, me sentí horriblemente impotente al verlo así. Pero era entendible el motivo de su estado.

Nain no había vuelto a la mansión y ya habían pasado cuatro días desde su pelea.

No podía evitar sentirme insegura ante la desesperación que notaba en el rostro del señor Jeon por encontrarla. ¿Y si nunca vuelve qué? ¿No es mejor aquello? No tendría que pensar en una excusa para terminar con su relación tóxica. Pero el hecho de que no pensara de la misma manera que yo sólo me hacía pensar que quizá en realidad no quería deshacerse del matrimonio.

Me temblaron las manos un instante antes de atreverme a tocar finalmente la puerta de la oficina del señor Jeon, llevaba varias horas ahí y a mí me estaba comiendo viva la ansiedad por aclarar esta situación.

– Adelante –escuché la voz del hombre de mis sueños ahogada por la puerta de madera. Tragué duro y contuve la respiración antes de abrir la puerta e ingresar a la habitación.

En frente de mí se hallaba él. Se veía terriblemente guapo a pesar de las oscuras ojeras bajo sus ojos, él siempre sería inhumanamente bello. Entonces me di cuenta que habían dos pares de ojos más sobre mí, un desconocido y Taehyung.

Empecé a temblar, ¿había interrumpido acaso alguna reunión importante? Por las expresiones serias de los rostros frente a mí, supuse que tal era el caso y rogué porque las consecuencias de ello no fuesen tan graves.

– Roseanne, es bueno que estés aquí. De hecho, estaba por llamarte en unos minutos. –habló el señor Jeon con una pequeña sonrisa que quise conservarla solo para mí. Me sonreía porque estaba feliz de verme, eso me gustaba pensar siempre de sus sonrisas– ¿Sucede algo?

Me sentí horriblemente presionada al tener los tres pares de ojos frente a mí mirándome con intensidad. Solté el aire que había estado reteniendo y hablé en voz algo baja.

𝐋𝐎𝐕𝐄 | 𝐑𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora