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Todo pareció desaparecer de repente para ambos, lo que sea que el señor Cha estuviese diciendo, no estaba siendo captado por ninguno de los dos. Estaban demasiado ocupados mirándose fijamente, diciéndose todo y nada a través de sus ojos. Al ver los ojos de Dongmin, Bin supo que el joven también lo había sentido, también lo había reconocido, de la misma manera en la que él lo hizo.

Ambos sintieron el primitivo impulso de acercarse al otro y dejar que sus lobos emocionados tomaran el control de ambos.

Pero aquello no pasaría.

Un golpe de razón los golpeó a ambos, tan fuerte como para tomar el control sobre sus lobos. Dongmin recordó que era un omega enlazado, y que su captor se encontraba en la habitación. Y Bin ató los cabos en un segundo, aquel omega por mucho que sea su destinado, llevaba la marca de otro alfa, y por el olor que llegó a sus fosas nasales cuando lo tuvo aún más cerca, aquel omega estaba en estado de embarazo, y lo más importante: estaba en medio de su primera misión y no podía hacer nada para estropearla.

Bin sintió a su lobo aullar de dolor ante la realización de que su destinado estaba marcado y preñado de otro hombre.

Dongmin sintió aullar de dolor a su omega que se sentia miserable, poca cosa, y desdichado al no poder corresponder a su alfa.

—...acata cada orden que el guardia Moon te de, ¿me entendiste?—decía el señor Cha, ignorante a lo que pasaba frente a sus narices.

Dongmin volvió en sí de inmediato.

—Entendido—dijo en automático, aunque no haya escuchado ni el 2% de todo lo que aquel parloteó.

Miró al alfa y supo que olvidaba algo.

—Entendido...Alfa.

Aquello fue como un latigazo directo al lobo de Bin, incluso sintió su pecho arder, el hombre no podia evitar sentir en carne propia las emociones de su lobo.

—Bien, eso era todo. Lo dejo a tu cuidado—se dirigió a Bin, quien solo atinó a asentir con una pequeña reverencia. Bin vio como aquel hombre salía de la habitación.

Bin entonces pudo caer en cuenta de que estaría obligado a estar pegado a su destinado como chicle hasta ver concluida su misión. ¿Había peor tortura que eso? No podía cortejarlo, reclamarlo, ni acercarse a él con otras intensiones porque el jovencito estaba tomado, y él no era más que un simple guardaespaldas encubierto.

Sería difícil mantener a raya a su lobo impaciente y herido, pero no tenía más opción que hacerlo.

—Señorito, ¿le traigo su desayuno? Recuerde que necesita comer para poder tomar sus vitaminas y el ácido fólico—musitó MyungJun una vez aquel hombre dejó la alcoba.

—De acuerdo...-—susurró Dongmin tomando asiento, sentía sus piernas temblar por la sorpresa.

Bin carraspeó, incómodo.

—Yo-Yo estaré afuera, si necesita alguna cosa avíseme—dijo una vez llamó la atención del más joven. No esperó respuesta y salió huyendo de la situación.

Dongmin solo suspiró al verlo huir, no podía culparlo por eso, él también quería hacer lo mismo. Jamás imaginó conocer a su destinado en tales circunstancias. ¿Qué tan cruel podía ser el destino?

MyungJun observó la situación con extrañeza, sentía el ambiente cargado pero tampoco ahondaría en ello, si algo había aprendido los años que tenía en esa mansión, es que entre menos sepas, mucho mejor. Así que simplemente se despidió momentáneamente del amo Cha para ir por su comida.

Al verse al fin solo, Dongmin le permitió a su lobo liberar sus emociones, dejando escapar las lágrimas, pero reteniendo los sollozos.

Dongmin jamás soñó con el amor ideal, jamás lo conoció, o experimentó. Así que no entendía por qué sé sentía de esa manera, no podía comprenderlo.

Jaula de oro | OMEGAVERSE•BinwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora