2°- Consecuencias

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La noche del desastre era un domingo cualquiera para él, asistiría al club nocturno de siempre en busca de alguna prostituta o prostituto por la zona, generalmente no tenia escrúpulos con su vida sexual, siempre le pareció algo tonto solo buscar u...

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La noche del desastre era un domingo cualquiera para él, asistiría al club nocturno de siempre en busca de alguna prostituta o prostituto por la zona, generalmente no tenia escrúpulos con su vida sexual, siempre le pareció algo tonto solo buscar un tipo de persona en específico por lo que simplemente acababa con cualquiera en una de las habitaciones exclusivas para saciar su libido enloquecido por la excitación de sus estupefacientes, esa noche ni siquiera iba tan excéntrico como solía presentarse siempre, llevaba un pantalón caro sencillo blanco y la sobrecamisa del mismo tonto, únicamente destacando por la cazadora de cuero negra con cadenas colgando de los bolsillos, su cabello estaba bastante despeinado, el rosado pálido brillando con las luces neones del lugar y el aroma del cigarro impregnado en él, mezclándose con los aromas del bar. Esa noche había pedido whisky algo sencillo para él y con un sabor reconocible mientras se fijaba alrededor en el entorno buscando alguna buena persona para pasar la noche. Quizás estuvo ahí más de lo que debería, quizás solo se mantuvo mirando mientras bebía distraído, y luego vino ese sentimiento de vacío que lo arrastro hasta los baños del bar/burdel de esa noche, había una pareja en los primeros baños dejando sus sonidos indecorosos sobresalir, pero nada que no viera antes, así que ahora estaba enterrado en el último baño con una mano tanteando la cazadora en busca de las pastillas blancas que tanto necesitaba, una y otra vez hasta que las encontró y las trago sin un ápice de agua, únicamente dejando que los primeros efectos viajaran a través de él, haciéndolo sentir mejor.

Cuando salió del baño estaba ido y caliente, por lo que se pegó a la primera persona que encontró sorprendiéndose que se tratara de Manjiro sentado en un taburete que solo lo hacía más alto por unos centímetros, el rostro serio no le dio una buena señal por lo que sorbió su nariz tratando de disimular lo que había hecho recién antes. ───Ven, vamos a hablar ───prácticamente, el alfa de menor altura lo había arrastrado hasta las habitaciones privadas, arriba en el segundo piso, pensó que había hecho algo malo y estaba jodido por lo que no reprocho dejándose jalonear hasta la habitación final de puerta negra exclusiva para los ejecutivos de Bonten───. Jefe… ¿Necesita algo? ───sus palabras iban arrastradas, mientras él se sostenía apenas tambaleándose sobre sus propias piernas, la pastilla que había tomado era nueva y mucho más fuerte de lo que pensó, sus sentidos adormecidos ni siquiera le indicaron el peligro de lo que significaba esa noche para él───. Sanzu, eres el más fiel de la organización, mi pequeño perro leal, ¿No es así? ───el peli-rosa rápidamente asintió, deseando más de esos pocos halagos que a veces recibía si tenia suerte con hacer feliz al de cabellera albina.

─── ¿Entonces puedes hacerme un favor más? ───murmuro Manjiro jalándole para sentarle a su lado, tan próximo que le ponía ansioso de alguna forma, pero no positiva, más bien, como si eso explotara cierto miedo en él───. ¿S-Sí?

───Tengamos una familia.

Fue la aclaración de su jefe dejándolo congelado en su lugar en ese instante, su boca decayó un poco dejando entre abiertos sus labios ante la sorpresa. ─── ¿Qué? ───Manjiro ni siquiera se inmutó ante la evidente confusión, simplemente se encorvó aún más en su lugar mirando el suelo───. Eres un omega… uno defectuoso, pero puedo arreglarte y tú puedes darme a mí lo que quiero.

𝐁𝐎𝐍𝐃𝐒 𝐎𝐅 𝐀𝐅𝐅𝐄𝐂𝐓𝐈𝐎𝐍 ||| [ᴍɪsᴀɴᴢᴜ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora