- short Story Mikey x Sanzu
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Sanzu creía que jamás se le volvería a desdichar de ninguna manera aparente, poco sabia que una noche lo condenaría para siempre y lo empujaria a tomar una deci...
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La décima semana, dos meses y medio, apenas había llegado gracias a Takeomi y sus constantes atenciones, aunque lo rechazara una y otra vez, el peli-rosa nuevamente estaba ahí, sentado en la silla metálica únicamente admirando la pantalla negra con borrones grises, el primer ultrasonido de su engendro. ───Parece… creo que son dos ───se congeló al escuchar aquello, su pulso se aceleró y las manos le temblaron ligeramente mientras el aparato surcaba su vientre, aun plano, pero con más volumen en busca del que parecía su hallazgo───. Si, efectivamente, son dos, felicidades.
Estaba demasiado agotado como para reaccionar, únicamente asintiendo lentamente mientras el doctor seguía mostrándole a sus, al parecer, fetos, ignorando en realidad el sonido de su voz, más concentrado en divagar en su mente dispersa, conmocionada y aberrada por la noticia. ───Las indicaciones son las mismas de siempre, evite el pescado crudo, las carnes crudas, quesos blandos y carnes frías ───indico el hombre antes de entregarle el reporte mensual───. Bien nos veremos en dos meses más para su revisión, que tenga un buen día señor Akashi.
Volvió a salir sin despedirse, sin decir nada únicamente atravesando los pasillos hasta donde el auto le esperaba como siempre, los Haitani estaban ahí parados observándolo, mientras Rindou miraba fijamente la venda en el brazo derecho y la otra en el izquierdo, se había repetido más de una vez, así que Takeomi había obligado al peli-rosa a asistir a una revisión terapéutica y el resultado había soltado ataques de ansiedad, depresión y estrés postraumático por el abuso encubierto por su propia mente, Rindou se enteró por estar ahí en ese momento, aunque admitía haber estado más al pendiente los últimos días, mientras que inevitablemente la información llego a Ran, quien con leves remordimientos de igual forma intento ser menos una pequeña mierda con él.
Sanzu llevaba un suéter grande que colgaba de sus hombros, últimamente usaba camisas de cuello de tortuga por el frío, aunque cortas de las mangas, por lo que las vendas sobresalían ligeramente entre el espacio de piel expuesta.
─── ¿Cómo te fue? ───fue la primera impresión de Rindou cuando le vio salir distraído, no lucia mejor que en las otras revisiones, la mirada perdida y su aroma natural de uvas olía a podrido por algún mal sentimiento, la cuestión, claro que sorprendió al de orbes celestes, se preguntó si era una clase de trampa, pero los violetas mostraban únicamente sinceridad───. Son dos.
Los dos se quedaron confundidos, no sabiendo muy bien respecto a que se refería Sanzu, Ran pareció procesarlo más rápido que él, alzando la mirada, alarmado. ─── ¿Dos bebes?
Sanzu solo pudo asentir lentamente mientras se subía al coche, dejando a los dos hermanos aun procesando lo recién anunciado por Sanzu, eso no era en lo mínimo una noticia mejor. Ambos hermanos subiendo después de él al auto con los rostros impasibles a pesar de que hace un momento estaban cubiertos en sorpresa. Rindou desde el asiento de copiloto se mantuvo quieto tratando de ganar fuerzas para decirle al oji-celeste hacia donde iban ahora, Ran solo conducía, siempre dejándole la peor parte. ───Oye… ───llamo, ligeramente, Sanzu alzo la mirada y solo respondió un balbuceado “Mmmh”-. Vamos a ir a un centro comercial, a comprar cosas, para bebes.