CAPÍTULO XV: PROTOCOLO DE ANÁLISIS ORGÁNICO

72 17 4
                                    


Despierta, 3009 —susurra—. Despierta, 3009.

La voz acaricia mis sentidos auditivos, a la vez que recuerdo los eventos que me condujeron a estar en esta situación donde siento pesados mis parpados y mi piel desprotegida.

—Despierta, 3009 —repite una vez más, pero ahora se me hace más fácil identificar que es masculina la voz que pronuncia mi número.

Abro mis ojos levemente hasta poder fijar mi mirada en un punto y sostenerla lo suficiente para recobrar mi conciencia.

Pero no hay punto fijo en el cual sostener mi mirada.

Todo está oscuro.

Intento moverme, pero mi mente se siente ajena a la movilidad del resto de mi cuerpo. Este no reacciona.

—¿Dónde estoy? —grito, agitándose mi respiración.

—Estamos procediendo con la última parte de tu protocolo de análisis orgánico —dice la voz masculina que suena puntual y seria; y ya no un susurro.

—¿Qué significa eso? —cuestiono en voz baja, recodando las palabras de mamá sobre no hablar si fuese necesario, pero ahora estoy sintiendo muy necesario hacerlo.

—Que con solo despertar nos brindaste la última información que necesitábamos de tu actividad cerebral en tu lóbulo parietal.

No tengo idea de la dimensión de sus palabras, pero no ahondo más en esa información. Si lo hago, ellos se darán cuenta que mamá nos enseñó más de lo que debía. Solo me limito a realizar una pregunta sencilla.

—¿Cuánto tiempo llevo aquí?

—Dos días —dice, colgando detrás de esas palabras un silencio que se me hace infinito hasta que menciona: —Eres la última de tu mes en realizar este protocolo.

—¿Por qué? —suelto.

—Porque se deja de último a las debutantes que presentan anomalías.

¿Anomalías?

Me quedo callada. Ir más allá con mis preguntas me puede condenar. Quizás esta sea una prueba para averiguar si la debutante tiene conocimientos básicos o se excede. Quizás las respuestas que me dan son el propósito para saber si paso esta prueba o no.

—¿Algo más que desees saber? —ofrece la voz.

—No. —Me arriesgo.

—Excelente —dice y agrega: —Ahora cierra tus ojos y relájate. Mañana se abrirá tu caja y sabrás si pasaste el protocolo.

Su "cierra tus ojos y relájate" no es una sugerencia. Mi mente lo toma como una orden a la cual mi cuerpo reacciona. Sus palabras son mi regreso al agotamiento, debilidad y paso a los senderos del sueño una vez más.


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 20, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Debutante ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora