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Sasuke se presentó a media ceremonia con el alma rota. El cura interrumpió su homilía al verle entrar y todos los asistentes contemplaron con asombro cómo se dirigía al ataúd para darle el último adiós a la mujer que amaba.

Pero no pudo hacerlo. Hiashi Hyuga se plantó delante de él en el pasillo, lo agarró por las solapas y lo arrastró al exterior. Sasuke suplicaba entre lágrimas que sólo quería despedirse. Por toda respuesta, el padre de Hinata lo lanzó al suelo y le propinó varias patadas.

Naruto Uzumaki lo contempló todo desde su banco lleno de rabia y culpa, pero no se atrevió a hacer nada. Nadie movió un dedo.

En la calle, la sangre y las lágrimas fundían la nieve bajo el cuerpo de Sasuke Uchiha. El chico se levantó como pudo y juró que jamás volvería a Sighisoara.

La ciudad estaba demasiado llena de recuerdos que no dejaban de acecharle y de vecinos que lo miraban con desprecio. Con Hinata muerta, sentía que ese ya no era su lugar y que su vida carecía de todo sentido.

Y cuando la vida deja de tener sentido, lo único que te guía es la muerte. Por eso Sasuke volvió a la guerra, que aún estaba lejos de terminar.

Pocos meses antes, Rumanía había entrado en la Gran Guerra como aliada de Francia y Rusia. Transilvania se había convertido en escenario de cruentas batallas, especialmente en la frontera con la actual Hungría.

En esas trincheras volvió a luchar Sasuke durante meses… hasta que ocurrió lo inevitable.

Ino vuelve a rebuscar en su álbum y me enseña un documento en húngaro. Hinna me lo traduce (y yo empiezo a sospechar que no hay idioma que esa mujer no conozca: parece un Google Translator con moño).

Es el certificado de defunción de Sasuke Uchiha.

En él puedo leer claramente su nombre, su fecha de nacimiento (descubro que fue el 9 de febrero de 1893), la fecha de su muerte (26 de septiembre de 1917) y en el apartado de “observaciones”, una palabra que no presagia nada bueno: “öngyilkosság”.

“Öngyilkosság” significa suicidio.

Sasuke Uchiha incapaz de soportar el infierno en el que se había convertido su vida, rota su alma, vacío su futuro, se quitó la vida en una trinchera del frente húngaro. Tenía 24 años.

Fue enterrado en un cementerio militar a las afueras de Oradea (hoy provincia rumana de Crisana) con una sencilla cruz blanca de madera.

Poco más de un año después, la I Guerra Mundial llegaría a su fin, dejando tras de sí 30 millones de muertos. Y dos de ellos, Hinata y Sasuke, descansarían durante algunos años más a 300 kilómetros de distancia el uno del otro.

Hanna consulta su reloj. Se está haciendo tarde. Ella tiene que volver al hotel y yo debo volver a Târgu Mures esta misma mañana. “¿Nos vamos?”, me pregunta.

¡No! ¡Aún falta lo más importante! ¡La primera pregunta que cruzó mi mente al ver la tumba de Hinata y Sasuke, la que todos queremos responder! ¿Cómo acabaron enterrados juntos?

Ino me mira sorprendida y se le escapa la risa: “¿Pero aún no lo sabes? Muchacho, la respuesta ha estado delante de ti todo este tiempo.”

¿Delante de mí? ¿Cómo que la respuesta está delante de mí? WTF? ¿A qué se refiere?

Ino vuelve a sonreír. Me doy cuenta de que cada vez que sonríe algo muy pequeñito dentro de mí se calma un poco. Esa mujer es un bálsamo.

La anciana levanta la mirada y hace un ademán hacia la pared que tengo enfrente. En ella, un gran cuadro preside el salón. Es un gran retrato de su abuelo. Naruto Uzumaki.

El amigo que descubrió la relación de Hinata y Sasuke en el instituto. El culpable de que Hiashi Hyuga mandara a su hija a Munich para apartarlo para siempre de Sasuke.

¿Pero qué tuvo que ver él con la tumba del memorial? ¿Qué papel jugó en esta historia realmente?

El amigo de la infancia de Hinata y Sasuke jamás se perdonó el dolor que había desencadenado con su indiscreción. El sentimiento de culpa por la inhumana muerte que ambos sufrieron lo acompañó toda la vida.

Pasaría una década antes de que pudiera empezar a redimirse. En 1928 Rumanía celebraba el décimo aniversario del armisticio y de la fundación del estado rumano con la anexión, entre otros territorios, de Transilvania (Sighisoara incluida).

MÁS ALLÁ DE LA MUERTE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora