Entro en la antigua casa de Hinata casi de manera reverencial, pero se me pasa de golpe al ver que la han reformado por completo y por dentro es TERRIBLEMENTE FEA. Los frescos de las paredes son para arrancarse los ojos (perdón, Hanna).

Camino de la habitación, uno de los frescos en la pared llama mi atención. Es una representación de  el yin y el yang (El símbolo de la familia Hyuga). Decididamente estoy en el lugar correcto.

La habitación no está ocupada, así que puedo visitarla sin problema. Hanna me abre la puerta y se me corta la respiración. Delante de mí está la habitación de Hinata.

Me dirijo a la ventana y desde allí adivino el lugar en la calle desde el que Sasuke pintó su cuadro. Y levanto la mano, como si yo misma fuera Hinata, despidiéndome de él, que acaba de salir de mi casa con una sonrisa en sus labios y se gira para saludarme con una sonrisa.

En ese momento siento que no me puedo ir. A la mierda el bus a Târgu Mures que sale en un rato. A la mierda todo. Me giro y le suelto a Hanna: creo que me voy a quedar a dormir aquí esta noche.

La mujer sonríe, como si ya sospechara que iba a decir eso: “me alegro, porque tengo algo que enseñarte. Y vas a necesitar tiempo para examinarlo.”

Sigo a Hanna hasta una puerta cerrada con llave. Tras ella hay una habitación más austera que las demás. Deduzco que no está destinada a los huéspedes del hotel. Hay varios armarios, arcones y muebles de diferentes estilos.

Hanna abre uno de los armarios y saca una maleta, que coloca encima de un arcón. “Si quieres, puedes examinar su contenido,” me dice. Enseguida entiendo por qué. La maleta está en bastante mal estado, pero al lado de la empuñadura se adivinan dos iniciales.

"HH"

Hanna me observa con atención. No sé si le divierte o le incomoda que hurgue en el pasado de su familia de esta manera. Le pregunto si puedo hacerle una foto a ella también, pero se niega rotundamente.

Le doy la espalda y contemplo la maleta como si fuera un tesoro, el resto de un naufragio que las olas han hecho llegar a mis pies en una playa remota. ¿Qué encontraría dentro? ¿Estarían allí las respuestas que buscaba o habría aún más preguntas?

Finalmente la abro... y esto es lo que me encuentro. Carpetas, papeles y un pequeño maletín.

Hanna me dice que no preste atención a las carpetas, ya que no tienen ningún interés para mí. En el maletín está todo lo que necesito. Y cuando lo abro...

¡Fotos! Docenas de fotos de todos los tamaños, temas y épocas. Un montón de instantes inmortalizados en celuloide, caras anónimas, paisajes exóticos, instantáneas familiares… ¡Hay de todo!

Al parecer hace años que las fotos están ahí guardadas. La mayoría las encontraron cuando reformaron el hotel. Las metieron en el trastero para organizarlas un día, pero como suele pasar, ese día nunca llegó.

Hanna está segura de que alguna foto de principios de siglo habrá y me invita a buscarla. Yo miro el interior del maletín abrumada. ¡Ahí puede haber tranquilamente 200 o 300 fotos! Me puedo pasar horas examinándolas…

Hanna sonríe: “cuando te canses, puedes bajar a cenar al restaurante.” Y dicho esto, se va. Una vez solo, saco todas las fotos del maletín y me pongo a clasificarlas como buenamente puedo.

Y así es como se hace de noche, con una necia encerrado en un trastero en medio de Transilvania empeñada en contar una historia de amor.

La tarea me toma más tiempo del esperado y bajo al restaurante sin haber terminado. Vuelvo a cenar demasiado (vaya novedad) y decido continuar al día siguiente.

Esa noche me cuesta conciliar el sueño. Me quedo un buen rato mirando la ventana desde la cama y preguntándome cuántas veces habría hecho Hinata Hyuga lo mismo, hace más de cien años en esa misma habitación.

Y no puedo evitar preguntarme qué coño hago yo aquí. ¿He dejado que esto se me vaya de las manos? ¿He desatendido mi curro en Târgu Mures persiguiendo un espejismo? ¿Por qué necesito saber la verdad de esta historia que ni me viene ni me va?

¿Tanto necesito creer en el amor?

La luz del alba me despierta bien temprano y vuelvo al trastero sin desayunar. Tengo que aprovechar el tiempo: no me puedo quedar más días en Sighisoara. Hay que resolver el misterio hoy o me iré sin respuestas.

MÁS ALLÁ DE LA MUERTE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora