—Lo mismo —suspiró Ayanga—Tiang Mao no llegó a su casa después de la escuela.
Yue Yang frunció el ceño y se apoyo contra la pared. Eso comprobaba que tanto Zhan como Tiang podrían haber sido secuestrados por el asesino. Pero no sé explicaba el porque, no existía una conexión entre ellos. Lo único que podía pensar, era que su amigo había estado en el lugar y momento equivocado.
Ahora más que nunca debía encontrar una manera de detener todo esto y descubrir quien era el responsable, o perdería a su mejor amigo.
—¿Yue?
—Lo siento, estaba pensando... —lo tomó del brazo—. Vamos sigueme, creo que ví que su habitación tenía una ventana hacia a fuera
—¿Espera qué? —se detuvo Ayanga—¿Piensas entrar a su casa sin permiso? ¿Estás loco, la policía está aquí
—No te asustes niño, no es la primera vez que debo hacer como si fuera una sombra. Debemos encontrar algo que nos diga a dónde fue ese idiota y por qué lo atacaron, así iremos más cerca de Zhan.
—No puedo creer que haga esto —se golpeó la frente —Esta bien, vamos.
Yue Yang sonrió y prácticamente arrastró al mayor hacia el árbol que daba frente a la ventana de Tiang Mao, y ambos se preparon en el, tratando e nacer ruido, hasta que al llegar al final se detuvieron por la diferencia de espacio hasta la ventana
—Maldición...
—¿Qué sucede? —cuestiono el mayor
—No alcanzo hasta el borde de la ventana, tendrás que ayudarme, ve tú primero
Ayanga asintió y paso por encima del menor, para después estirarse y llegar al borde de la ventana.
—Dame tu mano
Yue Yang gruñó descontento, odiaba el tener que depender de alguien más para lograr un objetivo, pero si no aceptaba la ayuda no darían con la habitación de Mao.
Yue estiró su mano, estirándose tanto como era posible, pero al soltarse de la rama del árbol, su equilibrio le jugó una mala pasada, pero para su buena suerte, Ayanga reaccionó rápidamente y lo atrajo hacia él, cayendo ambos dentro de la habitación con el menor encima.
—¿Estás bien? ¿Te golpeé? —cuestiono preocupado
—Estoy bien... —asintió el más alto, aún un poco adolorido
Yue alzó la vista, pasando rápidamente su atención a toda la habitación. Parecía ser de lo más normal, nada fuera d Elo común para la habitación de un estudiante, excepto por la alfombra que estaba debajo de la cama. Parecía ser que los policías ya habían estado allí buscando información, pero no le dieron interés a la alfombra negra en el suelo.
Para ser tan desordenado, la alfombra se veía limpia y bien estirada, como si fuera lo único que le importara en su habitación.
De pronto, el muchacho sintió que algo pasaba suavemente por sus caderas, delineando su silueta descaradamente, bajo la vista y noto las pupilas dilatadas del más alto, y como este parecía estar atontado tocándole aprovechando la posición en la que estaban, y de un solo brinco Yue Yang se levantó.
—¿Qué rayos crees que estás tocando pervertido?
—No te hagas ilusiones —sonrió Ayanga parándose—. Te estaba molestando, tú fuiste el que se quedó sobre mi
—Eso es muy diferente a estarme tocando, yo me distraje viendo la habitación de Mao...
Ambos compartieron una última mirada de enojo, y se dividieron para revisar la habitación de Tiang Mao. Y al cabo de unos minutos, Yue Yang movió con cuidado la alfombra, creyendo que habría como en las películas una entrada secreta o algo por el estilo, e hizo un puchero al no ver nada. Suspiró y trato de dejarlo como estaba, cuando cayó un sobre que había estado atrapado en el forro de la alfombra.
