Al principio de todos los tiempos, cuando el dios Quetzalcóatl creó a los hombres, después de haber creado a los animales, se preguntó qué podrías comer los humanos.
De pronto, mientras pensaba, observó a cargada con un grano de maíz. Pensó que ese podría ser un buen alimento para los hombres, así que preguntó:
– ¡Ey, hormiga! ¿Dónde encontraste ese grano de maíz?
– Del monte de nuestro sustento- respondió la hormiguita.
Entonces, el dios Quetzalcóatl vio cómo la hormiga se metía en una pequeña ranura abierta entre unas rocas.
– Debe ser por ahí- pensó el dios.
Así que se le ocurrió transformarse en hormiga para poder entrar como ella por aquel estrecho lugar y descubrir así dónde estaba el monte de nuestro sustento.
Entrar en aquel lugar era sencillo, pero cargar con el grano de maíz se hacía pesado, y casi imposible sacarlo por la pequeña ranura por donde entraban las hormigas. Entonces, el dios Quetzalcóatl pidió ayuda (el dios sol y el de la humildad), y éste lanzó un poderoso rayo contra la montaña. partiéndola en dos, y dejando al descubierto todo el campo de maíz.
Y así fue cómo, a partir de entonces, las personas pudieron alimentarse con el maíz que les ofrecía el 'monte de nuestro sustento'.